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Escobar dio a los inspectores de investigaciones de la policía asignados al caso una serie de informaciones que fueron corroborándose posteriormente. Declaró que él y Emigdio eran conocidos de hace mucho tiempo y solían jugar fútbol juntos en la cancha Acosta Ñu, ubicada en Barrio Jara, donde queda la comisaría 19ª, el lugar de trabajo de Emigdio.
Escobar contó que contactó con González el 4 de julio de 2011, que lo llamó de su celular a Emigdio.
El cruce de llamadas identificado como prueba pericial N° 1 revela que, efectivamente, el 4 de julio de 2011 se registró una llamada de Guillermo a Emigdio a las 08:08.
Luego, Guillermo le llevó una foto de la víctima, le mostró la casa de Evelin, el vehículo que usaba, incluso hicieron el mismo recorrido normal diario de la víctima.
Emigdio pidió 40 millones para hacer el trabajo, y un adelanto de 5 millones que Guillermo le entregó el 22 de julio y le llevó hasta su casa en Villa Elisa, para hacer borrar el registro de las comunicaciones de Telecel entre ambos. Esto lo afirmó Guillermo y lo corroboró Emigdio ante este tribunal.
Cortázar afirmó que ambos mantuvieron una comunicación fluida durante 2 semanas antes del hecho, y así fue. Los cruces de llamadas revelan que estuvieron en contacto desde el 4 hasta el 22 de julio, fecha en que se interrumpieron las comunicaciones entre ambos y se reiniciaron al día siguiente del hecho, del 3 al 12 de agosto.
Ello obedece a que, como lo declaró Guillermo Escobar, durante el periodo de interrupción ellos se comunicaban a través de teléfonos celulares denominados “cabritos”, o sea, que no se hallan registrados a nombre de ningún titular, y prueba de ello es la documental Nº 39 de fecha 16/05/12 a fojas 704 de la carpeta fiscal, y el informe pericial Nº 11-2012 prueba introducida como Pericia N° 1 sobre cruce de llamadas y análisis de comunicaciones.
De la prueba antes citada surge como hecho cierto y probado que Guillermo mantuvo un total de 51 comunicaciones con Emigdio y 28 veces con el celular de Alberdín, que corresponde al número de celular corporativo de la señora María Estela Cabrera de González, esposa de Emigdio, que era utilizado por este último.
Se tiene, entonces, que de “celulares rastreables” se mantuvieron un total de 79 comunicaciones entre Guillermo y Emigdio, según la acusación fiscal.