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Los datos que manejan el fiscal Aldo Cantero y los policías del departamento Contra Delitos Económicos y Financieros refieren que el despachante Carlos O’Higgins sería el que inició las gestiones para la exportación de los lingotes, que después fue completada por su colega Ricardo Castro Vera, este último ahora preso e imputado por contrabando y producción de documento público de contenido falso.
Los abogados de O’Higgins, Fausto Portillo (padre) y Fauto Portillo (hijo) anunciaron que van a presentar a su cliente, pero recién mañana, para explicar su participación en el esquema.
También ayer en horas de la tarde el fiscal Cantero solicitó la captura de José Alcides Samaniego Barrios, quien sería la persona que llevó las cajas con los lingotes de oro para su embarque.
Por otro lado, ayer se clarificó aún más, para la Policía y la Fiscalía, el esquema de contrabando que pretendía sacar del Paraguay el oro producido en el departamento de Guairá.
Fue después de una revisión que llevó a cabo el fiscal Aldo Cantero en el avión jet norteamericano retenido en el aeropuerto de Luque y en el que iban a llevar el preciado metal.
El procedimiento se cumplió en presencia del dueño de la nave, el belga Didier Marc André, procesado como cómplice de contrabando, aunque los investigadores solo recogieron algunos documentos.
El recuento cronológico que hicieron después los agentes policiales asignados a la pesquisa señala que el productor minero que vendió el oro fue Audelio Toledo, un médico naturalista y locutor de radio que explota una cantera en Paso Yobai, pero que vive en Villarrica.
Este continúa prófugo, pero con un nutrido grupo de uniformados tras sus pasos, así como también andan detrás de otra guaireña, una tal Nilce Shenkel, quien sería la persona que hizo de nexo entre Audelio y el dominicano Manuel Portes Medina.
El caribeño, por su parte, en su declaración oficial dijo que es un empresario petrolero que pretendía instalar su oficina en el octavo piso del nuevo edificio de World Trade Center de Asunción.
Sin embargo, no supo justificar los vínculos que se descubrió mantiene con el mexicano José Salazar Tinajero, señalado precisamente junto al dominicano como los financistas del operativo de contrabando de oro. Supuestamente, ambos tenían planeado revender el oro en el mercado de Hong Kong por un monto millonario.