Cargando...
Otro de los procesados, el comisario Basilio Pavón, ya falleció. Debido a las innumerables chicanas, este proceso no pasa de la audiencia preliminar; no obstante, la causa fue declarada imprescriptible por la Corte Suprema.
“Me sacaron de la pieza donde me tenían, supuestamente para una declaración ante la justicia policial. Una persona entró. Me ordenó que me pusiera de cara a la pared. Me ató las manos hacia atrás y me vendó los ojos. Me introdujo a otra habitación. Me ordenaron que me arrodillara, y allí recibí todo tipo de golpes en todo el cuerpo, en el tímpano, en los genitales, por espacio de dos horas y 45 minutos, aproximadamente”, contó luego a ABC el comisario Alfredo Cáceres.
Añadió: “Me preguntaban sobre el ‘golpe’ y quiénes eran mis cómplices. Cada vez que negaba, me pateaban. Nunca me olvido de una patada que fue tan violenta a la altura de la cintura, que me caí y golpeé la cabeza contra el piso. Me quedaron secuelas en la oreja. Otro momento que me hizo llorar de dolor fue cuando uno de ellos me pisó el cuello y estiró hacia arriba mis manos atadas atrás. Estuvieron a punto de romperme los brazos. Les pedía por favor que no me jugaran más, y ellos se reían. Parece que les causaba placer”, recordó.
(Más información en el suplemento Mundo Judicial que acompaña a esta edición).