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La extradición fue cumplida ayer de mañana, cuando policías del departamento de Interpol entregaron oficialmente a Capilo a tres policías brasileños que llegaron desde São Paulo, ya adentro de un avión de Aerolíneas Argentinas. Este despegó del aeropuerto internacional Silvio Pettirossi de Luque, aproximadamente a las 09:30.
Carlos Antonio Caballero fue llevado desde su lugar de encierro, el cuartel de la Agrupación Especializada de la Policía, en medio de un fuerte despliegue de seguridad, teniendo en cuenta que se trata del líder confeso en nuestro país de la temida organización criminal brasileña Primer Comando da Capital (PCC).
El jefe de Interpol Paraguay, comisario principal Luis Arias, señaló que se cumplieron con todos los formalismos estipulados para este tipo de entregas, como la inspección por parte de un médico forense y la presencia de las autoridades pertinentes, como el fiscal de Asuntos Internacionales Manuel Doldán.
Está confiado
Según algunas fuentes, Capilo en casi todo momento se mantuvo callado, pero sí llegó a mencionar que estaba confiado en que no pasaría mucho tiempo encerrado en el Brasil.
En São Paulo, el narcotraficante paraguayo debe afrontar un proceso relacionado con la incautación de 430 kilos de cocaína y un lote de armas, explosivos y municiones.
El cargamento, que debía llegar a la cúpula del PCC en São Paulo, fue interceptado en setiembre de 2007. Según la justicia brasileña, fue enviado por el propio Capilo desde Pedro Juan Caballero.
La Senad y la Policía paraguayas también habían descripto al compatriota como el líder de una frondosa red de sicarios que operaba en la frontera seca.
Celeridad
Carlos Antonio Caballero cumplió el 27 de diciembre pasado su condena de siete años de cárcel, impuesta luego de que fuera capturado en 2009 en Yby Yaú, departamento de Concepción, junto con el entonces objetivo número uno de los antidrogas en la región, el brasileño Jarvis Chimenes Pavão.
Capilo había sido condenado en Paraguay por lavado de dinero, asociación criminal y violación de la ley de armas, en la misma causa que Pavão, quien sin embargo recibió una sentencia de ocho años. La extradición de Caballero se dio con una inusitada celeridad, algo que Paraguay siempre reclamó al Brasil, que hasta ahora por ejemplo mantiene preso en su territorio a Flavio Acosta Riveros, uno de los asesinos del periodista de ABC Color, Pablo Medina.