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La magistrada debe resolver si eleva a juicio oral el caso por lesión de confianza e inducción a un subordinado a un hecho punible en el caso de Peralta, y por cobro indebido de honorarios con relación a los demás procesados.
El hecho causó indignación y le costó el cargo al exrector porque saltó a la luz que su secretaria privada, Tatiana Cogliolo, percibía un salario de G. 12.600.000 y contaba también con rubros de profesora de dos cátedras de la Facultad de Ciencias Veterinarias en la carrera de Producción Animal, teniendo como formación académica el título de maestra parvularia.
Además, Peralta contrató a la madre de Tatiana, Gladys Cogliolo Izquierdo, a su prima Evelyn Caballero Izquierdo y su hermana Chiara Jorgelina Caballero, estudiante del nivel medio en el Colegio Nacional de Lambaré, todas ellas como docentes de la UNA, sin que las mismas cuenten con el perfil académico requerido para el cargo. Con estos y otros contratos, el exrector causó un perjuicio de G. 1.200 millones.