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El excustodio está confinado en dicho sector junto a otros setenta internos, desde el momento en que la justicia ordenó su prisión preventiva.
El director del penal de Tacumbú, Dr. Artemio Vera, aseguró que la medida fue tomada para preservar la integridad física del “empleado infiel”, teniendo en cuenta que el sector de observaciones es uno de los puntos más seguros de la cárcel. “Aparte de esto, el procesado no goza de ningún tipo de privilegios”, dijo Vera.
En los últimos días el custodio recibió la visita de varios parientes paternos. Sin embargo, su esposa Julia María Aurora Cáceres Quiñónez (31), hasta el momento no lo visitó en su encierro.
No obstante, las autoridades penitenciarías confirmaron ayer que hasta el momento no se detectaron ningún hecho de amenaza o amedrentamiento hacia el interno González Mallorquín.
Según los investigadores, el excustodio nunca efectuó ninguna declaración sobre el hurto, ni del robo que perpetraron los policías en la casa de su padre. Por ello no hay razones para que intenten un ataque contra el interno, señalaron.
Sin embargo, el padre del excustodio, Basilicio González (55), ya cuenta con la protección de agentes del departamento de Investigación de Delitos, debido a que el martes pasado aparecieron en su vivienda del barrio Pa’i Ñu de Ñemby un grupo de hombres armados.
Los agentes sospechan que intentaron asesinar al hombre para evitar que declare contra los efectivos policiales que irrumpieron en su vivienda y robaron el millonario botín, que su hijo dejó guardado en la vivienda antes de entregarse.