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LUQUE (Gladys Villalba Jara, corresponsal). A casi tres años del asesinato de la funcionaria judicial Verónica Gariazu, el juicio oral y público iniciado el 8 de junio último se encuentra en su etapa final. Ayer prestaron declaración la sospechosa Ninfa Morales, quien según testigos sería la autora moral de la muerte de Gariazu.
Luego de dar su versión ante el tribunal de sentencia y todos los presentes, Morales solo respondió las preguntas de su defensor legal y de los jueces, no así del Ministerio Público y de la abogada defensora.
“Verónica y yo éramos muy amigas. Los tratos cariñosos que tuvimos fueron por la confianza que nos teníamos. Siento mucho todos los comentarios que se hacen y no es por mí, sino por ella, y ni siquiera está más en este lugar para poder defenderse”, declaró Ninfa Morales.
Aseguró que por mucho tiempo tuvo que callarse y “ocultar” ciertos hechos ocurridos en el entorno político en el que operaban tanto Verónica como ella. Ambas trabajaban por la candidatura del actual concejal municipal Rodrigo Blanco (hijo del ministro de la Corte Sindulfo Blanco) y en el bufete del mismo, en Luque.
Relación amorosa
“Vero y yo tuvimos que hacerle creer a la gente que teníamos algo y soportamos todo tipo de comentarios. Yo tenía que ocultar, por ejemplo, su relación amorosa con mi jefe directo, Rodrigo Blanco. Todos los regalos y el dinero que yo le daba a Verónica eran de parte de Rodrigo”, indicó.
Además, mencionó que Gariazu (además de ser funcionaria del Poder Judicial) era la secretaria privada de Rodrigo Blanco y que la misma se encargaba de todas las cuestiones políticas y personales de su en aquel entonces jefe. “Ella manejaba toda su vida, toda su agenda. Era la encargada de atender todas las llamadas de todos sus negocios sucios y limpios y de la familia Blanco”, expresó.
Ninfa relató que el citado edil municipal, en uno de sus viajes a Estados Unidos en el 2014 había adquirido un automóvil de la marca Mercedes-Benz del año 2015, a nombre de Verónica Gariazu, lo cual fue descubierto por la esposa de Blanco, hecho que se tornó en un escándalo y posterior separación de la pareja. Al respecto, intentamos conversar con el concejal, pero solo dijo que nada comentará a los medios de prensa.
Día del homicidio
Morales refirió que el día del crimen, la víctima fue a almorzar junto a ella y su familia, al mediodía. Dijo que Verónica estaba “acelerada” porque tenía estrictas instrucciones de Blanco, de entregar unos documentos a las 14:00 de ese día, sin especificarle a quién ni el contenido del encargo.
Luego Verónica se retiró, pero volvió a su casa, indicó Ninfa, y que salieron juntas. “Unas cuadras después me bajé porque me dijo que iría a comprar cocaína de la zona de San Carlos”, explicó. Expresó que la víctima era adicta a la droga mencionada y que el proveedor era Rodrigo Hernán Ojeda, y que este era del entorno político de Rodrigo Blanco e incluso lo calificó como el “matón de Blanco”.
Luego ratificó que en la tarde del hecho fue hasta la casa de “ña Felicia” en taxi, quien fija domicilio en las inmediaciones donde fue encontrado el cuerpo sin vida de Verónica Gariazu, para invitarla para una reunión política que se llevaría a cabo esa misma noche.
Pidió que le busque
La procesada también señaló que conocía al guardia Juan Carlos Vergara por desempeñarse en el barrio Julio Correa donde vivía. Agregó que pidió a Vergara que fuera a buscarla esa tarde de la casa de doña Felicia. “Carlos llegó en segundos y traía una bolsa negra grande. Yo le di mi bolsa y le pedí que me lleve a mi casa”, manifestó.
Por su parte, Juan Carlos Vergara aseguró que efectivamente él vendió el arma homicida a Ninfa Morales. “Ninfa me llamó una tarde, 30 días antes del hecho aproximadamente y me preguntó si yo conocía a alguien que quiera vender un arma de fuego. ‘No sé, te voy a averiguar’, le dije. Le pregunté a mi papá y él me dijo que tenía una, pero que no andaba, que no disparaba, pero Ninfa igual quiso y le vendí por G. 500.000”, indicó.
Expresó que Morales lo llamó en la tarde del 10 de octubre para que fuera a buscarla de la casa de ña Felicia. “Yo estaba durmiendo. Me levanté y encontré tres llamadas de Ninfa. Le devolví la llamada y me pidió que vaya por ella, y fui. Me dio una bolsa negra y ella estaba nerviosa y me pidió que fuera despacio porque era un regalo para un tío que estaba de cumpleaños. Ella es muy chocante y le pregunté qué le pasaba y me dijo, nada. Se bajó cerca de su casa y me dijo que le guarde la bolsa y la llevé a mi casa”, declaró.
El arma
Vergara señaló que en horas de la noche quiso devolver a Ninfa Morales la “bolsa” y esta le dijo que la “tire”. “Entonces llevé y tiré en una casa abandonada donde yo vivía. No revisé esa noche. Al día siguiente fui temprano otra vez a su casa a buscar mis elementos de trabajo porque yo trabajaba para su papá. Él me dijo que me retire de su casa porque su hija estaba siendo acusada de homicidio. Entonces pensé y fui a buscar la bolsa y al abrir lo primero que vi fue el arma que yo le vendí. Me sorprendió. No sabía qué hacer. Luego, agarré y tiré en la letrina y volví a casa. No le dije nada a nadie, porque tuve miedo. Una semana después allanaron mi casa y confesé todo y dije dónde está la bolsa”, refirió.
Este lunes, tanto el Ministerio Público, que es el acusador, como los abogados defensores, presentarán sus alegatos finales y posteriormente el tribunal de sentencia se pronunciará respecto a todo el proceso investigativo y declaratorio y dictará la sentencia.