El vil negocio del “chespi” impera en Barrio Obrero

Tiene cuatro hijos. El menor (16) consume crack hace dos años. Solicitó intervención judicial para internar a su hijo y lo logró recién luego de un mes. Pidió a las autoridades que intervengan los puntos de venta de su barrio, Barrio Obrero, y nada hicieron. En su desesperación, se presentó ante el traficante y le suplicó que dejara de vender crack a su hijo. Resultado: la amenazó de muerte. Este es la triste historia de una desigual lucha contra las drogas.

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Relata que trabajaba de promotora en un supermercado de Asunción, al que acudía de lunes a domingo, de la mañana a la noche. Las pocas horas en casa eran destinadas a organizar la rutina familiar, ropa, comida, verificar tareas de los chicos y el dinero para la manutención de la familia, netamente a su cargo.

“Yo le voy a decir una cosa, mi corazón ya no llora, sangra. Y ya la sangre está parando, ya me está carcomiendo los huesos, el alma. Porque no carcome solamente a él el crack, le carcome a la familia. Yo soy una trabajadora honesta, no robo, no fumo. Te puedo asegurar que les crié a mis hijos con mucha honestidad, pero ni los dedos de la mano son iguales y cada hogar es un mundo. El ya no es mi bebé que yo crié, él ya es un espíritu maldito que está ahí adentro, porque él no habla. Todo es agresividad. Amenazas. “‘Voy esto’, ‘voy aquello’, rompe, patea y nadie me escucha”, lamentó.
“Yo, mamá, no le agarré y le dije: ‘Tomá, andá drogate’. Ya no sé más hace cuántos años la droga a mi me arruinó la felicidad. Yo no sé lo que es una Navidad, un Año Nuevo. No sé lo que es sentarme a reir, compartir un almuerzo en familia, porque si vos hacés una rica comida, él viene y de cualquier cosa empieza el problema y ya tiró el plato, ya tumbó la silla, ya le saltó al hermano y ahí le pegó y yo tengo que llamar a la patrullera. Es una locura”, comentó.

Explicó que se vio obligada a renunciar a su trabajo porque la situación en su casa es insostenible. Tiene a su cargo, además de sus cuatro hijos, una madre anciana y enferma.
“Eso la está enfermando, los hermanos se enfurecen porque roba todo y ni la ropa se puede dejar en el alambre. ¿Y si sale y hace daño a la gente? ¿Cuántos adictos están presos ahí que no saben ni porqué están? porque robaron drogados, a lo mejor un pan y ya les llevaron. Parece que las autoridades están esperando que él robe en la calle para ponerle esposas y llevarle preso y esa no es la solución. Por esto están como están y nosotros estamos como estamos en nuestro país. Un chico así se puede salvar metiéndole en una institución”, expresó, tras instar al Gobierno a tomar la situación en serio.
“Yo hasta pensé en encadenarle a mi hijo, pero va a gritar y va a ser un suplicio otra vez y ahí la Ley pronto va a venir en mi contra. Pero para lo que estoy pidiendo, ¿dónde está la Ley? ¿Dónde está la ayuda? ¿Dónde está el Estado? ¿Cuál es la solución? ¿Poner un veneno en su comida y terminar con esto?” expresó.

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