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“Ellos me llamaban y me retaban cada vez que paraba por el camino. Me iban siguiendo hasta Encarnación”, dijo Juan Pedro Schaerer.
Una vez en la capital de Itapúa, el señor Schaerer le entregó el celular y la plata a la señora Gómez, quien a su vez fue la encargada de ir a pagar el rescate, junto con el padre de la novia de Christians. “Primero nos dijeron que mi otro hijo tenía que ir a pagar el rescate, pero nosotros nos opusimos”, mencionó el empresario correntino.
Ya con toda la plata en su poder, la mamá del joven secuestrado tuvo que cambiar todo el dinero a otro bolso, porque los criminales temían que el tuviera alguna especie de rastreador.
Desde Encarnación, la madre y el suegro de Christians Schaerer recibieron instrucciones de viajar a Ciudad del Este, pero en el camino, en el cartel de bienvenida a la ciudad de Capitán Miranda, retiraron otro celular para continuar los contactos.
El pago finalmente se hizo en la mañana del 6 de noviembre de 2003, en un lugar conocido como Puente Pesoa, en el Lago de la República.
La mamá de Christians debía tirar el bolso a un yuyal, pero cayó al agua. Entonces, desde los matorrales saltó al agua uno de los secuestradores, quien resultó ser Cristian Ramón Carro Córdoba (condenado en Argentina), y recogió el efectivo.