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La gavilla perpetró la mayoría de sus golpes en la capital, para lo cual alquilaba un automóvil taxi. Sus principales víctimas fueron mujeres y estudiantes a quienes interceptaban en la calle.
Los maleantes lograban sortear tranquilamente los controles policiales, debido a que aparentaban un taxista con dos pasajeras y ninguno de ellos tenía cuentas pendientes con la justicia, señalaron las fuentes.
Sin embargo, desde hace unos meses, los malvivientes comenzaron a utilizar los documentos de identidad de sus víctimas para perpetrar millonarios golpes en establecimientos comerciales dedicados a la venta de electrodomésticos.
Esto facilitó a los agentes la búsqueda de los sospechosos, debido a que los vendedores de los comercios estafados se encargaron de identificarlos.
El 16 de marzo pasado, los delincuentes intentaron robar en Ñemby una camioneta Toyota Cami, perteneciente a Ángela Zarza Vázquez.
Pero el rodado estaba equipado con un sistema de cortacorrientes por lo que se vieron obligados a abandonarlo, pero se llevaron los documentos de la dueña.
Con la cédula de identidad robada efectivizaron un millonario préstamo en uno de los bancos de plaza y habilitaron un par de tarjetas de crédito. Luego iniciaron las gestiones con una empresa dedicada a la distribución de electrodomésticos para retirar a crédito un importante lote de mercaderías, con el mismo documento.
Pero la actitud de las dos mujeres llamó la atención de los vendedores, quienes informaron del caso a los investigadores. Los agentes montaron una celada y capturaron a los sospechosos, que llegaron al sitio a bordo de una camioneta Mitsubishi, denunciada como robada el 22 de marzo pasado en la comisaría 12ª Metropolitana, por su propietaria Teresa Espínola Zárate (26).
Dicho vehículo fue sustraído del predio del IPS y la banda lo utilizaba para moverse tranquilamente por la capital, señalaron los investigadores.