Cucho dirigía el envío de cocaína y tenía tiempo hasta para “chismes”

Las grabaciones de las llamadas telefónicas de Reinaldo Javier Cabaña Santacruz (33), alias Cucho, que se filtraron este fin de semana, confirman que el capo ahora recluido dirigía personalmente cada envío de cocaína al Brasil y se ocupaba hasta de la forma en que se tenía que llevar la droga. En medio de todas sus actividades gerenciando el narcotráfico, se tomaba tiempo libre para estar con su amante y hasta para chismosear con amigos.

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Otra parte de la serie de audios que fueron interceptados con orden judicial por la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) revela las formas de tráfico que empleaba la red dirigida por Reinaldo Javier Cabaña Santacruz, quien se ocupaba hasta de los mínimos detalles.

Uno de esos momentos fue, por ejemplo, cuando en la noche del 15 de junio pasado recibió una llamada de parte de su “cuñado” Diego Miguel Medina Otazú (actualmente preso), quien es hermano de la amante de Cucho, Rocío Azucena Medina Otazú. Estos, a su vez, son hijos de Marciana Mabel Otazú, actual concejala de Presidente Franco, quien por su lado es la viuda del exintendente del mismo municipio, Miguel Ángel Medina Mauro.

Diego, en un jopara (combinación de castellano y guaraní), le dice a Cucho: “Mba’éiko továjo (hola, cuñado). Nde, una consulta técnica... Ya hubiésemos terminado, pero cuando estábamos cargando yo noté que estaba húmedo ahí adentro. ¿Eso no le va a afectar? Que no se destruya o que... Dentro del tanque te habló. El sudor del tanque es”.

El “patrón” –como era conocido Cucho– responde: “No, eso está protegido. No le va a afectar”.

Diego remata la conversación: “Entonces vamos a secar todo y le metemos otra vez”. Supuestamente, hablaban de una carga de cocaína escondida en el tanque de combustible de un vehículo que fue enviado al Brasil.

El 3 de julio de 2018, siempre en el marco de su rol de narcotraficante, Cucho le llama a uno de sus secretarios y le ordena que lleve un paquete de “ese más caro” para entregar a un comprador que esperaba en una cancha de pasto sintético.

Aparentemente, “ese más caro” era clorhidrato de cocaína, es decir, la droga en su máxima pureza.

Amante cariñosa

Por otro lado, los fonopinchazos condujeron a los investigadores a asumir que los hijos de la concejala de Presidente Franco directamente encubrían a Cucho, uno de ellos como cómplice, y la otra, como amante.

Esto se basa en un audio del 8 de setiembre de este año, en el que Diego Medina le reprocha a su hermana Azucena el hecho de que mencionara por teléfono los nombres de personas que presuntamente formaban parte también de la estructura. “No vayas a decir más nombres por teléfono”, fue el cuestionamiento del mayor de los hermanos.

Cucho y su amante Azucena hablaban por teléfono casi todo el tiempo, así como el capo también lo hacía con su esposa Gloria Rossana López Ramírez (recluida).

“Hola, amor. ¿Vos estás en la Land Cruiser?”, le pregunta Azucena a Cucho en una llamada del 17 de agosto pasado.

Cucho responde: “No, Ulises tiene. Ulises Quintana tiene esa camioneta”.

La amante de Cucho después explica que acababa de cruzarse con esa camioneta en la calle, pero que no sabía que el conductor del rodado era ya en ese momento el diputado Ulises Quintana (preso en Viñas Cue).

Entonces, la pareja clandestina acuerda encontrarse más tarde, y ambos cortan la llamada cariñosamente.

En este sentido, cabe mencionar que hay varias grabaciones en las que Cucho admite haber aportado al menos 90.000 dólares para la campaña política de su “suegra” y que el propio Reinaldo Javier Cabaña reconoce que la madre de su amante llegó al cargo de concejala gracias al dinero del narcotráfico.

En el Facebook 

Entre sus múltiples ocupaciones diarias, como su esposa, su amante y sus negocios ilegales, Cucho también se tomaba tiempo para navegar en Facebook y en recoger chismes de barrio, que por lo visto le encantaban.

El 3 de julio pasado, Cucho le llama a un amigo y le avisa que seis minutos antes este último había sido escrachado en Facebook por una infidelidad.

Cucho incluso le lee a su amigo todo lo que había publicado la mujer, quien es una cuñada del escrachado.

Después, hasta le sugiere al escrachado que le llame a su hermano y que este, a su vez, le obligue a su mujer a borrar la publicación.

Entre burlas, Cucho se despide con un “te quería avisar nomás”, y el otro agradece el llamado y asegura que intervendría inmediatamente.

Sus colaboradores 

Las llamadas interceptadas por la Senad no solo son de Cucho, sino también hay grabaciones de su esposa, sus hermanos y de casi todos sus colaboradores principales, todos dedicados al narcotráfico.

Hugo Martín Ríos (preso en Tacumbú) fue señalado por la Senad como el principal “socio” de Cucho.

Varias de sus conversaciones telefónicas fueron grabadas el 4 de setiembre, cuando en simultáneo manejaba dos envíos.

Una de las negociaciones de Hugo fue con un taxista o mototaxista, a quien identifica como “don Barrios”.

Este último, por su lado, pregunta a Hugo cuántos kilos de cocaína tenía en ese momento, para ir a buscar y llevar al Brasil, porque por lo visto tenía un pedido.

Tras una llamada a su proveedor “Jorge”, que sería el imputado Jorge David Brítez Riveros, Hugo Martín Ríos se comunica de nuevo con “don Barrios” y le confirma a este que tenía disponibles ocho kilos del “original”, que sería cocaína pura.

Hugo le dice al transportador que le iba a vender la cocaína a 2.700 dólares el kilo, para que él ofreciera a 2.800 dólares en Brasil.

El tal “don Barrios” aparece en varias otras grabaciones, como cuando fue contactado por un secretario que le pide que se acercara a la “casa del patrón” para transportar a la esposa de Cucho hasta una locación.

La serie de audios contiene otros impresionantes detalles.

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