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El nuevo escándalo en filas policiales involucra esta vez al departamento de Identificaciones, que el 4 de agosto del año pasado expidió la cédula número 1.433.627, a nombre de Walter Miguel Ortega Molinas, nacido en Asunción el 25 de febrero de 1980.
Dos meses después, en octubre de 2015, Identificaciones también emitió un pasaporte a nombre de la misma persona.
El caso salió a la luz porque Walter Miguel Ortega Molinas, quien registraba antecedentes penales, falleció el 24 de noviembre de 2002 en un accidente de tránsito en la ciudad de Fernando de la Mora.
Entonces, ¿a quién corresponden la fotografía, las huellas dactilares y la firma contenidas en los documentos?
Una investigación interna, impulsada por el jefe de Identificaciones, comisario principal Gilberto Gauto, y de la cual estaba en conocimiento la cúpula de la Policía, finalmente determinó ayer que el nuevo portador de los documentos paraguayos, con el nombre del joven fallecido, es nada menos que el narcotraficante argentino Ibar Esteban Pérez Corradi.
Este es buscado en su país, entre otras cosas, por el asesinato en el año 2008 de tres empresarios farmacéuticos con quienes presuntamente compartía el negocio del tráfico de efedrina hacia México. También tiene una orden de extradición en Estados Unidos por contrabando de drogas sintéticas.
El comisario Gauto reconoció que los documentos que consiguió el fugitivo tienen vigencia legal y dijo que no pueden negar la “actuación delincuencial” que hubo en su unidad. Agregó que los responsables efectuaron “un trabajo fino, con dolo de por medio”.
En ese sentido responsabilizó directamente a dos suboficiales, David Nicolás Benítez Meza, de la oficina regional en Benjamín Aceval, y a Luis González González, de la división Dactiloscopia de la oficina central de Asunción, quienes seguramente quedarán detenidos desde hoy.
El uniformado comentó incluso que Pérez Corradi ya llegó a efectuar hasta transacciones comerciales con su nueva identidad paraguaya, de acuerdo con los registros a los que accedió la Policía. Su paradero es actualmente desconocido.
Hicieron una “cirugía” al prontuario
Según la investigación policial, la cédula paraguaya auténtica que compró el narco argentino Ibar Esteban Pérez Corradi fue tramitada inicialmente por el suboficial David Nicolás Benítez Meza, quien trajo impresas desde la oficina chaqueña de Identificaciones la fotografía, las huellas dactilares y la firma del fugitivo, según los antecedentes que obran.
Una vez en Asunción, el suboficial Luis González González escaneó las huellas dactilares de Pérez Corradi y, mediante una “cirugía”, implantó los registros en el prontuario original que le pertenecía al fallecido Walter Miguel Ortega Molinas y así se dio curso a la impresión de la cédula, dijo el comisario Gauto.
“Para Identificaciones resulta imposible saber cuándo una persona acreedora de una cédula muere, porque no tenemos una base de datos cruzada con el Registro Civil”, explicó el uniformado.
Solicitó su pasaporte, en persona
Dos meses después de obtener su cédula paraguaya, el propio Ibar Pérez Corradi, el criminal más buscado en Argentina y uno de los 10 principales objetivos de Interpol en toda Latinoamérica, se presentó personalmente en Identificaciones y solicitó su pasaporte, ya que la rosca corrupta que lo ayudó ya tenía nuevamente preparado todo el escenario para venderle el documento.
De ese modo Pérez Corradi no tuvo ningún inconveniente en conseguir también el pasaporte, con el cual presuntamente pretendía viajar a otros países en el eventual caso de ser descubierto en Asunción.
Sobre el monto que habría pagado el narco argentino se habla de hasta 400.000 dólares, aunque los policías involucrados seguramente tendrán que ofrecer su descargo a las autoridades.