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Didier contó que su periplo se inició el 30 de julio de 2016, cuando su moderno jet fue contratado en Estados Unidos por el empresario mexicano José Salazar Tinajero, para una demostración de 70 horas de vuelo, a cambio de 325.000 dólares. Supuestamente, el mexicano estaba interesado en comprar posteriormente la aeronave, según el belga.
La moderna máquina aterrizó en Paraguay el 4 de agosto del año pasado, luego de despegar de Florida (EE.UU.) y hacer escalas en México DF (México) y Guayaquil (Ecuador).
“Yo solo hice el servicio de taxi aéreo. Ellos podrían ir a donde querían durante ese periodo de 70 horas de vuelo. El mexicano Salazar me comentó que quería comprar oro, pero obviamente yo nunca le iba a dejar alzar nada a mi avión sin los documentos correspondientes y sin que yo mismo hiciera todos los trámites. De hecho, jamás subió nada de la Aduana a mi avión. Esos lingotes fueron incautados en tierra”, sostuvo Didier.
El dueño del jet aseguró que nunca participó de las negociaciones entre el mexicano Salazar y el dominicano Manuel Portes Medina (ambos también procesados inicialmente). Este último aparentemente fue el nexo para conseguir los lingotes en nuestro país.
Tras la incautación de los lingotes y del avión, ordenadas por la Fiscalía, la Policía arrestó al belga, al mexicano, al dominicano, al resto de la tripulación y hasta a los contactos paraguayos que habían gestionado la venta del cargamento, bajo cargos de intento de contrabando. Finalmente, quedó comprobado que se trataba de una mezcla de varios metales ordinarios y no de oro puro, como se creyó en principio.
Se aprovecharon
“Yo estuve encerrado por 12 días en Delitos Económicos de la Policía, 71 días en el departamento Judicial y 16 días permanecí con arresto domiciliario”, explicó el belga al tiempo de quejarse de que le impusieron una fianza exorbitante y astronómica de G. 3.000 millones.
Remarcó que hasta su abogado se aprovechó de él. “El abogado Édgar González Stanley me cobró un adelanto de 25.000 dólares, por un trabajo que cuesta solo 1.000 dólares. Después me dejó en su departamento de Mariano Roque Alonso como domicilio procesal. Pero me hacía pagar el alquiler, los otros gastos de la casa y hasta la reparación de su coche. En total, me sacó unos 50.000 dólares”, se quejó Marc André Didier.
“Imagínese, ellos incautaron mi avión, que quedó en el aeropuerto. Y después me quisieron cobrar 75.000 dólares por estacionamiento en el hangar. Finalmente, tuve que pagar 6.500 dólares de manera totalmente injusta”, prosiguió Didier.
Finalmente, remarcó que notó que la exagerada fianza que le impusieron forma parte de un esquema de coima legalizada que rige en Paraguay, del cual se benefician los jueces, fiscales y abogados, que sacan ventajas en la regulación de los honorarios al término de los procesos.
Marc André Didier ahora está próximo a ser sobreseído en otra causa por estafa que se abrió luego de que no prosperara el proceso por contrabando.
El mexicano Salazar, quien era el verdadero negociante de los lingotes de oro, ya había resultado sobreseído mucho antes. “Cómo salió libre el mexicano y yo quedé procesado”, se preguntó el empresario de nacionalidad belga, quien dijo y consideró que tal vez nunca más va a volver al Paraguay.