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LUQUE (Gladys Villalba Jara, corresponsal). El tribunal de sentencia conformado por los jueces Liliana Flores Negri, Hugo Villasanti y Alicia Orrego, condenó ayer a Ninfa Morales a 22 años de prisión, tras probarse su autoría en el homicidio de la funcionaria judicial María Verónica Gariazú (29), quien falleció de tres impactos de bala, el 10 de octubre de 2014 en el interior de su automóvil que fue abandonado al costado de la cancha del Club Rubio Ñu, de la compañía Yka’a, de esta localidad.
El tribunal colegiado explicó que se demostró en la audiencia pública que Ninfa Morales “tenía razones suficientes para ultimar a Verónica”, ya que quedó demostrada la “relación” entre ambas.
Entre los fundamentos, el tribunal citó que “Morales actuó por la ‘rabia’ y la ‘frustración’ que le producían varias circunstancias relativas a María Verónica Gariazú, como su pretensión amorosa con la misma y el tener que compartirla no solamente con su marido, sino también, según ella, con su jefe Rodrigo Blanco, ya que aparentemente tenían un romance. A esto se suma el deseo de ocupar el lugar privilegiado que tenía Verónica, siendo la mano derecha del líder del movimiento liberal en aquel entonces, el abogado Rodrigo Blanco”, hijo del ministro de Corte Sindulfo Blanco.
Reiteró el tribunal: “Quedó demostrado que Ninfa Morales pretendía a Verónica Gariazú. La víctima obtenía ventajas de la relación, ya que Ninfa la consentía en todo momento”.
Respecto al guardia Juan Carlos Vergara, el tribunal lo condenó a 2 años y 11 meses de prisión por frustración a la persecución y ejecución penal, por haber arrojado el arma de fuego utilizado en el crimen y los objetos personales de la víctima, a una letrina.
La fiscala Luján Estigarribia solicitó 25 años para Morales y 10 para Vergara.