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El procedimiento se hizo en el desembarcadero del predio de una granja, perteneciente a Sandra Arroyo, donde fueron halladas cinco barcazas, además de cinco potentes motobombas y una gran cantidad de mangueras, todos con fuerte olor a diésel.
Pese a que el sitio fue minuciosamente verificado por los uniformados, bajo la supervisión de la fiscala Carmen Cattoni, no se encontraron cargas de carburante.
Los investigadores sospechan que el sitio era utilizado para el tráfico de diesel robado. Sin embargo, la propietaria del establecimiento aseguró que es dueña de una empresa que se dedica a la limpieza de las grandes barcazas.