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En la cena de fin de año de la Asociación de Fiscales del Paraguay, Sosa Palmerola se presentó con su pareja, la fiscala Gladys González, y generó todo tipo de comentarios y rechazos de los propios fiscales, quienes huyeron de su compañía, sobre todo los de la Unidad de Delitos Económicos y Anticorrupción, que fue la encargada de abrir el proceso por el vaciamiento de Ára de Finanzas (US$ 14 millones).
El pasado jueves, el procesado volvió a ostentar sus vínculos con la justicia al ser el anfitrión, en su mansión ubicada en Lambaré (Carandayty 1777 entre San Rafael y Santo Tomás), de una fiesta retro que fue invitada por el mismo Claudio Bacchetta, hermano del senador Enrique Bacchetta y candidato a miembro del Consejo de la Magistratura.
A la fiesta asistieron fiscales y jueces, según datos recabados.
Pese a que apareció como el organizador de la fiesta según un afiche, al ser consultado Claudio Bacchetta pretendió desconocer la identidad del dueño de la casa.
“Solo me dijeron que un abogado es el dueño de la propiedad”, expresó Bacchetta ante los requerimientos de ABC.
En otro punto, intentó desviar el hecho y utilizó el recurso de que buscan “ensuciar su imagen”.
“Es normal que traten de introducir informaciones, de ensuciar la imagen, pero no tengo nada que esconder. Estamos haciendo una campaña limpia, y me voy adonde me invitan, más aún si es en beneficio de mi proyecto”, agregó.
Los vínculos que demuestra con total empacho Sosa Palmerola pasarían inadvertidos si es que no se tradujeran en su expediente judicial, donde recibe una “manito”.
Esto es así porque con el plazo de investigación cumplido, ni siquiera la Cámara está integrada, gracias a una cadena de inhibiciones.
De esta forma, la fiscalía está atada de manos y no puede realizar ninguna diligencia, ya que está pendiente desde noviembre del año pasado un pedido de prórroga para presentar acusación en este caso.