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Los agentes detenidos son los suboficiales ayudantes Jorge Andrés Delgado (23), oriundo de la ciudad de Santaní, y su camarada Favio Rolón Figueredo (23), natural de Choré, ambos del departamento de San Pedro.
En los primeros minutos de la madrugada, el suboficial mayor César Ayala, apostado en las inmediaciones del pabellón ocupado por el Cuerpo de Antidisturbios, observó cuando el suboficial Delgado abandonó su habitación con una mochila al hombro y se dirigió apresuradamente por la penumbra hacia el puesto de vigilancia número 8.
Este punto de control está ubicado sobre la muralla de unos cinco metros de altura, que divide el patio del cuartel policial con el predio del penal La Esperanza, donde estaba apostado el suboficial Rolón.
Ayala informó directamente al jefe de la unidad, comisario principal Walter Gómez, sobre el movimiento sospechoso del suboficial Delgado, por lo que rodearon la zona. Al mismo tiempo, dos oficiales siguieron discretamente el desplazamiento del suboficial ayudante, quien con la ayuda de una soga pasó la mochila a su camarada, quien aparentemente ya estaba en contacto con un interno de la cárcel.
Pero la entrega fue frustrada gracias a la intervención de varios oficiales que procedieron a la detención de los dos agentes y el decomiso de la mochila que contenía 4,748 kilogramos de marihuana, 1,047 kilogramos de cocaína, 1,010 kilogramos de crack, a más de cuatro celulares de última generación. Tanto el suboficial Delgado como Rolón fueron detenidos y puestos a cargo del Ministerio Público junto con las evidencias.
Allanamiento y detención
Ya en horas de la tarde de ayer, efectivos del departamento Antinarcóticos de la Policía allanaron una casa ubicada en 30 Proyectada y Antequera, donde capturaron a una mujer identificada como Mercedes Rubira Mesa (34), quien sería la pareja del suboficial Rolón.
En poder de la mujer fueron encontrados varias dosis de cocaína y crack, a más de 360 pastillas de Disomnilan (sedante), dinero en efectivo y otros elementos.
Los suboficiales Rolón y Delgado, a más de la mujer, serían partes de una red que se encarga de proveer todo tipo de drogas a los internos, tanto de Tacumbú como La Esperanza.
Los efectivos de Antinarcóticos sospechan de que varios guardiacárceles también integran está estructura que logra introducir drogas a Tacumbú.