Burdeles sin control

En condiciones absolutamente precarias funcionan, desde hace años, varios prostíbulos o casas de citas en la zona de Cuatro Mojones, que corresponden a las municipalidades de Lambaré y Asunción.

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Estos locales, que operan sin ningún tipo de control, encierran historias de explotación de mujeres, trata de niñas y adolescentes y mucha violencia.

En las municipalidades de Lambaré y Asunción, estos puestos cuentan con patente comercial. Uno de los locales es “La Tablita”, en donde el pasado 4 de octubre, la fiscala Teresa Martínez ingresó para buscar el supuesto cuerpo de una menor que estaría enterrado en el patio. La denuncia fue realizada en la Comisaría 15ª por una niña, de apenas 12 años, que pudo escapar del lugar, en donde, según todos los indicios, era sometida sexualmente.

“La Tablita” figura a nombre de Almiro Ayala Aguirre, de 61 años, quien tiene antecedentes por proxenetismo en 2008, según los registros de la Policía. Pero el caso de esta menor de edad no es aislado para quienes trabajan en la prevención de la trata de menores.

La situación se viene dando desde hace años con un circuito que comienza desde la Terminal de Ómnibus de Asunción, desde donde “reclutan” a las niñas o adolescentes que llegan del interior del país y que terminan trabajando en burdeles o lupanares de la zona o de Cuatro Mojones.

Para Miryan Monzón, del Departamento de Políticas de Género de la Municipalidad de Asunción, la situación es realmente alarmante. Solamente el último mes, la dirección a su cargo rescató a tres menores de edad que fueron abordadas por los “ojeadores” de los dueños de prostíbulos que abundan por la zona. “Para nosotros es muy claro que la Terminal es un satélite de los burdeles, porque hasta ella llegan jóvenes y adolescentes provenientes del interior sin tener idea de dónde van a ir a parar”, señaló Monzón.

Un caso reciente que recordó Monzón se dio a finales del año pasado. La joven, de unos 15 años, logró escapar de su captor que la llevó a uno de los locales de la zona y pidió ayuda a gritos a los guardias de la Terminal, quienes denunciaron el caso. La joven finalmente fue devuelta a su familia, que era del interior. En este caso, la víctima pudo escaparse.

La experiencia en este tipo de casos, tanto para los investigadores que trabajan con la Fiscalía como también para el equipo de Monzón, es que los “cafichos” de burdeles envían a sus hombres a buscar a jóvenes o menores de edad que llegan a la terminal y denotan desorientación. Aquellas adolescentes que evidencian estar solas o esperando a alguien, generalmente son las abordadas por estos hombres, quienes las llevan a los burdeles de la zona.

Marina Franco, de la Unidad Antitrata de Personas y Delitos Conexos de la Policía, dijo que el problema radica en la falta de seguimiento de la Municipalidad de Asunción o de Lambaré para hacer el cierre de estos locales, una vez que se hacen las intervenciones. Según relató Franco, en varias oportunidades ya hicieron intervenciones en los burdeles que operan en Cuatro Mojones, de donde rescataron menores y todo tipo de drogas. Sin embargo, los locales siguen operando un par de días después como si nada hubiese ocurrido.

abenitez@abc.com.py

Fotos:Diego Peralbo, Heber Carballo y Juan Ávila

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