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Los supuestos narcotraficantes paraguayos procesados son Enrique Díaz Sanguina (49), oriundo de Santa Rosa del Aguaray, y Lorenzo Ramón Ramírez Medina (43), nacido en Horqueta.
Enrique Díaz Sanguina fue extraditado el martes último a La Paz, desde Asunción, aunque ya había sido capturado el 8 de agosto de 2015 en el distrito paraguayo de Karapã’i, departamento de Amambay.
El mismo criminal, sin embargo, también había sido arrestado en la colonia Pacola de Amambay, el 29 de noviembre de 2012, cuando negociaba la venta de dos toneladas de marihuana, pero llamativamente la justicia lo favoreció con la libertad sin siquiera comprobar que era requerido a nivel internacional.
Lorenzo Ramón Ramírez Medina, por su parte, fue capturado por la Policía de Bolivia en el municipio de Boyuibe, ubicado en la provincia de Cordillera, dentro del departamento de Santa Cruz, el 18 de marzo pasado.
Fue cuando transportaba una carga de 563 kilos de marihuana prensada, en compañía de otro compatriota, de nombre Carlos Simón Espínola Benítez (45), igualmente detenido.
Lorenzo, al igual que Enrique, también fue favorecido por la justicia paraguaya, que sugestivamente le otorgó la libertad de manera meteórica pese a haber sido detenido el 2 de abril de 2012 como dueño de una carga de 540 kilos de marihuana, decomisada el 17 de febrero de ese año en Cruce Los Pioneros, Chaco paraguayo, cuando la mercancía iba a ser cambiada en la frontera boliviana por cocaína.
Díaz Sanguina y Ramírez Medina eran buscados desde hace varios años por la justicia boliviana, luego de ser identificados como los cabecillas del asalto al Puesto Militar Adelantado de Tuscal, registrado el 1 de diciembre de 2008, en la frontera con Paraguay y Argentina.
El golpe fue perpetrado por un grupo tipo comando conformado por paraguayos, que redujo a los siete militares de guardia y se alzaron con seis fusiles FAL calibre 7.62.
En poder del EPP
Las armas de guerra, posteriormente, fueron vendidas supuestamente al grupo criminal Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), a través de los contactos que habría hecho el ahora procesado Lorenzo Ramírez con su primo político, el secuestrador fugitivo Alejandro Ramos Morel, alias Jota.
Algunos de esos fusiles siguen hasta ahora en poder de los criminales que mantienen en cautiverio al policía Edelio Morínigo Florenciano y al colono menonita Abrahán Fehr Banman, según los datos.