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SAN PEDRO DE YCUAMANDYYÚ (Omar Acosta, corresponsal). El preso asesinado fue identificado como Adolfino Enciso Diana (26), quien cumplía condena de cinco años de encierro por robo agravado y estaba tramitando su libertad. En la madrugada del sábado último fue víctima de homicidio dentro de la celda en la que estaban otros siete reos.
Los internos de la celda dijeron que cerca de las tres de la madrugada la víctima cayó de su cama y golpeó el rostro por el piso, por lo que murió. A las 06:00 los guardiacárceles se percataron de que la muerte pudo no haber ocurrido como decían y comunicaron el caso a la Policía y Ministerio Público.
Los intervinientes y el médico forense Pedro Pablo Araújo determinaron que la muerte fue por asfixia, lo que desmiente la versión de los demás internos. La fiscala Dominga Benítez investiga el hecho.
Apuntan a un celador
Uno de los familiares de la víctima declaró ante la fiscalía que el condenado venía soportando amenazas por parte de un guardiacárcel de apellido Espínola. “Hace rato comunicó a su abogado defensor que si le pasaba algo sería por la amenaza que recibe de un tal Espínola”, expresó el familiar, quien agregó que el celador le manifestó a Enciso Diana: “Voy a mandar asesinarte”.
El allegado a la víctima añadió que “ahora se cumplió esa amenaza”, tras lo cual pidió justicia.
Por cuestiones de seguridad se mantiene en reserva el nombre del familiar denunciante, quien manifestó sentir impotencia y gran malestar ya que el convicto estaba por salir y planeaba buscar su rehabilitación en la sociedad.
Bomba de tiempo
La penitenciaría regional de San Pedro del Ycuamandyyú es como una “bomba de tiempo” porque tiene superpoblación y escasa cantidad de guardiacárceles, conforme con los datos recabados en la zona.
La capacidad de la penitenciaría es para solo 228 internos, pero actualmente la población carcelaria llega a 378 reclusos paraguayos, (cinco son indígenas) y siete extranjeros, así como 18 mujeres, refieren los reportes.
Para dicha cantidad de presos hay menos de 20 guardiacárceles que deben velar por la seguridad y que se turnan cada 12 horas en grupos de entre nueve o diez personas. Asimismo, la mayoría de los centinelas son contratados con bajo salario, confirmaron fuentes de la institución.
En reiteradas oportunidades la cárcel fue allanada por la Policía y otras instituciones y se han incautado de marihuana y hasta de cocaína de distintas celdas, armas de fabricación casera, numerosos teléfonos celulares y chips de líneas telefónicas, que varios de los internos empleaban para extorsionar desde el reclusorio, posiblemente en complicidad con los celadores.