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El reo fugado es Felipe Santiago Acosta Riveros, de 33 años, quien había sido capturado el 27 de abril de 2005, cuando reveló dónde enterró, junto con otros peones, el cuerpo de su patrón, el colono japonés Hiroyuki Arai, en un establecimiento del distrito de Tavapy, departamento de Alto Paraná.
El cadáver del oriental había sido hallado luego de 70 días de búsqueda, tras haber sido asesinado por sus propios empleados, aparentemente porque descubrió que estos vendieron sin autorización varias cabezas de ganado.
Tras aquel suceso, Acosta Riveros fue condenado a 25 años de prisión y permaneció encerrado por seis años en la penitenciaría regional de Ciudad del Este, hasta que se fugó el 19 de mayo de 2011. Esa primera fuga se dio al burlar a los guardiacárceles que lo vigilaban en un sanatorio privado, adonde había sido trasladado para ser atendido supuestamente por una tuberculosis.
Aquel escape estaba fríamente calculado, ya que un automóvil recogió inmediatamente al convicto cuando este saltó por una ventana.
Felipe Santiago Acosta Riveros duró cuatro años en la clandestinidad, ya que fue recapturado por la Policía el 10 de febrero de 2015, en Salto del Guairá, departamento de Canindeyú.
Con este antecedente, el convicto fue derivado entonces a la penitenciaría regional de San Pedro de Ycuamandyyú, donde estuvo recluido hasta el 18 de febrero pasado, cuando salió con un “permiso especial”, consistente en un arresto domiciliario supuestamente para tratarse de un nuevo problema de salud.
Nunca volvió
La medida fue otorgada a Acosta por el juez de Ejecución de San Pedro, Eliodoro García, aunque este dijo que firmó la resolución con anuencia de la fiscala de Ejecución de Coronel Oviedo, Norma Solís, y mediante un dictamen del médico forense del Poder Judicial, doctor Julio Zarza.
El “permiso” del reo, vigente por seis días, vencía el 23 de febrero pasado, pero su abogada Rosa Escobar pidió una prórroga, por 10 días más, que el juez tardó unos días en decidir. Al final el magistrado amplió la licencia hasta el 17 de marzo, cuando supuestamente el interno debía retornar a la cárcel.
Sin embargo, el asesino nunca más volvió a la prisión y permanece fugitivo hasta ahora, por tercera vez desde que cometió el atroz crimen.