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El Tribunal de Ética Judicial, integrado por Rodrigo Campos Cervera, Luis Fernando Sosa Centurión, Nelson Martínez Nuzzarello y Alejandro Marín Sáenz Valiente, decidió aplicar la sanción más grave prevista en el Código de Ética Judicial.
Rodríguez, en su defensa, refirió que la noche en cuestión compartía con familiares en la chopería Roma –donde se reúne desde hace más de 35 años, dijo–, y que el accidente ocurrió cuando llevaba a un amigo a su casa en barrio Obrero, en una zona “oscura” en donde fue “encandilado” por las luces de un vehículo, motivo por el cual chocó a otro automóvil que se encontraba estacionado.
Con la intervención de efectivos policiales del Sistema 911, se le practicó el alcotest, que dio positivo 1,19 miligramos por litro de sangre, hecho que fue reconocido por el magistrado.
A su vez, dijo que ya fue investigado por la fiscalía por “exposición al peligro en el tránsito terrestre” y tuvo criterio de oportunidad.
El Tribunal de Ética, por su parte, concluyó que el camarista, debido a su investidura, se encuentra constreñido al cumplimiento estricto de los valores éticos su actuar público y privado.
El órgano esbozó su antecedente similar, debido a que el camarista ya fue enjuiciado en otra oportunidad con base en hechos relacionados con el consumo de alcohol, lo que concluyera en dicha oportunidad con la aplicación de una medida de “llamado de atención” de carácter privado. “En el caso hoy analizado, se trata nuevamente de una situación similar con el agravante de haber incurrido aquel en la comisión de un delito de acción penal pública”, dice la resolución del Tribunal.
Concluyó que si bien Rodríguez no eludió su responsabilidad, su conducta es “a todas luces reprochable e impropia éticamente en consideración a su investidura y al fuero donde desempeña su labor (Niñez y Adolescencia)”.