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“Lo más preocupante es que no tenemos lugar de internación. Actualmente tenemos a más de cien personas en lista de espera y eso es solo para la deshabituación, pero después vuelven a la casa y caen en lo mismo. Falta un lugar donde puedan hacer un seguimiento al tratamiento, una comunidad terapéutica, una granja o algo así”.
El magistrado expresó su preocupación por la inexistencia de una política de Estado que se ocupe de buscar una solución a la problemática, pues llenar a las cárceles de adictos nada resuelve.
El problema se refleja en las calles, donde el acecho de los adictos se hace sentir. Munidos de armas de fuego o elementos cortantes, estos enfermos no dudan en hacer daño para conseguir su cometido. En los puntos de venta de droga, además de gran cantidad de billetes de baja denominación, es común encontrar celulares, electrodomésticos y cuanto objeto de valor pueda ser canjeado por droga.