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Las víctimas fatales son sus suegros Alberto de la Cruz Riveros Benítez (53) y Amalia Beatriz Caballero Portillo (50); sus bebes Amalia Celina Casco Romero (2) y Amílcar Isidro Casco Romero (1), además de Liliana Maribel Gómez Caballero (16). Mientras que resultaron con graves lesiones Lourdes Fabiana Gómez Caballero (18) y el hermano de esta mujer, un niño de 11 años. Ambos están internados con pronóstico reservado en el Hospital de Trauma.
En tanto que el autor del múltiple asesinato fue el suboficial segundo de la Policía Nacional Isidro Casco Salinas (31), quien prestaba servicios en la comisaría 21ª Central de Mboi’y, Itauguá. El policía acabó con su vida con la misma arma que usó para atacar a los miembros de su familia. En total efectuó 15 disparos, los que despertaron a los habitantes del barrio San Miguel de Capiatá, donde se registró el sangriento episodio.
De acuerdo con el relato de los allegados, desde hace unos días se notaba que el agente andaba deprimido y abusaba continuamente del consumo de las bebidas alcohólicas, lo que en algunas ocasiones lo volvía nervioso y hasta violento. Aparentemente, el policía nunca pudo asimilar el hecho de que su esposa Marcela Beatriz Caballero (21) haya ido a trabajar a España, hace poco más de ocho meses para ayudar económicamente a su familia, por lo que sus dos niños quedaron a cargo de los abuelos maternos.
El suboficial Casco estaba libre de servicios el jueves y recién en la mañana de ayer debía presentarse a su unidad. Sin embargo, poco antes de las 03:00, el agente llamó por teléfono a un camarada, quien también vive en el mismo barrio y le dijo que dos desconocidos intentaban ingresar a su casa. Agentes de la subcomisaría jurisdiccional llegaron hasta la vivienda de Casco, donde nada fuera de lugar encontraron y hasta conversaron con el dueño de casa, a quien notaron bastante perturbado. Luego los patrulleros se retiraron del sitio.
Minutos después, Casco habría tomado su pistola calibre 9 mm. y un revólver calibre 38, para trasladarse hasta la casa de sus suegros, ubicada a pocos metros de la suya, posiblemente ya con la firme determinación de matar a todos sus familiares, incluyendo a sus hijos menores de edad.
Isabel Caballero Vázquez, quien residía en la misma casa y testigo principal de lo ocurrido, aseguró que cuando el policía llegó a la casa estaba hablando a través de una videollamada con su madre, quien también está en España, y a los gritos advertía que iba a matar a todos. Aparentemente, los primeros en ser asesinados fueron Alberto y su esposa Amalia, suegros del agresor, con quienes se encontró en el zaguán de la humilde vivienda. Luego, el agente ingresó a la casa y mató a sus dos hijos, para luego también asesinar a su cuñada Liliana.
No contento con esto, el criminal acribilló a sus otros dos cuñados Lourdes y a un niño de 11 años. El menor de edad recibió cuatro impactos de bala, pero ambos lograron sobrevivir y, tras ser auxiliados, fueron derivados al Hospital de Trauma, donde quedaron internados en grave estado. Finalmente, el suboficial Casco se mató de un certero balazo con la misma arma con que había atacado a su familia. En total efectuó 15 disparos con su pistola, encontrada en el lugar. Agentes de Criminalística hallaron el revólver calibre 38 en la cintura del homicida. Expertos del laboratorio forense tomaron muestras de la sangre del policía para ver si actuó bajo los efectos del alcohol u otras substancias prohibidas, señalaron.