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El fallo dictado por el juez en lo civil Helmut Fortlage establece que el Sanatorio San Roque SRL debe indemnizar a César Martínez Britos con G. 693.300.000 (G. 500 millones por daño moral; G. 6.500.000 por daño emergente, G. 186.800.000 por pérdida de chance), más el 1% mensual desde la fecha en que se produjo el deceso, el 21 noviembre del 2014.
En esa fecha, a las 12:43, Bertha Acosta –entonces con 34 semanas de embarazo– ingresó a La Costa por un cuadro de presión alta, que derivó en un desplazamiento de placenta.
El juzgado –en base a dictámenes de peritos– estableció tres negligencias que si bien no se puede afirmar que fueron causal directa de la muerte, sí resultaron determinantes para el trágico desenlace. Estas son: la falta de control del estado febril de la paciente, el tacto vaginal -diligencia prohibida en este caso por normas del Ministerio de Salud y la OMS- y el excesivo tiempo que tomaron para realizar la cesárea.
Para el juez, se demostró que el San Roque (Centro Médico La Costa) no prestó la diligencia debida.
“Quedó demostrada la falta de diligencia y coordinación del sanatorio, además, como obligación de seguridad el sanatorio estaba obligado a velar por la salud e integridad de la Sra. Bertha y su feto, debiendo actuar diligentemente con todos los medios del arte médico que contaban y sus instalaciones. En ese punto, se debe señalar que en momentos fueron demostrados los actos diligentes de los dependientes del Sanatorio, pero, en momentos claves y determinantes el personal médico e incluso el propio Director Médico actuaron displicentemente ante la urgencia que ocurría en su instituto (...)”, concluyó el magistrado.
Nosocomio pidió rechazo de la acción
La abogada Claudia Espínola Zárate, en representación del sanatorio San Roque solicitó el rechazo de la demanda, tras sostener que su mandante “cumplió con todas las obligaciones a su cargo, poniendo a disposición de la Sra. Bertha Acosta Pérez y de los médicos que indicaron dichos estudios todos los recursos necesarios para la realización de los mismos”.
Asimismo, el Sanatorio pretendió derivar la responsabilidad de la actuación de los médicos a su cargo a la supuesta falta de indicaciones del médico tratante de la paciente, un profesional que no integra el staff del sanatorio y tampoco se encontraba en el local, sino que llegó posteriormente.