Cargando...
ENCARNACIÓN (Juan Augusto Roa, corresponsal). El operativo denominado “Jetypeka” permitió identificar a los presuntos “cerebros” de la banda, dos reclusos de la penitenciaría Regional de Itapúa, Tomás de la Cruz Servián y José María Martínez García, quienes operaban con el apoyo externo de Rosana Arévalos, Lucía Arévalos (primas entre sí), Apolonia Servián y Deysi Duarte.
También fue detenida una adolescente, quien tenía a su cargo confeccionar e imprimir los documentos de denuncia policial falsos. En su poder se hallaron hojas con membretes y sellos de la policía, que son peritados para determinar su origen.
La operación “Jetypeka” estuvo coordinada por el fiscal Federico Delfino, de la Unidad Especializada Antisecuestro del Ministerio Público, y por el comisario Nimio Cardozo, jefe del departamento Antisecuestro.
La banda extorsionaba a sus víctimas mediante amenazas de denuncias policiales y eventuales procesos judiciales o publicaciones periodísticas por los delitos de pornografía o abuso sexual en menores de edad.
Para ello contaban con un soporte material consistente en copias de denuncias policiales, con firma, sello y membrete de la Policía Nacional, en las que constaban las supuestas denuncias formuladas por víctimas de abuso sexual.
Para concretar la extorsión utilizaban perfiles de Facebook de policías, funcionarios fiscales o de periodistas, a través de los cuales contactaban con las potenciales víctimas de extorsión para concretar las amenazas de iniciar un proceso penal, o hacer pública la denuncia.
A cambio de “frenar” esos procesos penales o evitar la publicación exigían sumas de dinero a las víctimas. Los montos, que dependían de la “cara” del cliente, oscilaban entre los 3 y 15 millones de guaraníes. Solo durante la cuarentena recaudaron unos 180 millones de guaraníes.
Elegían a sus víctimas en Facebook
El “modus operandi” consistía en elegir a la potencial víctima a través de la página del Facebook, a quienes contactaban con ofertas sexuales. Una vez contactado y tras ganar la confianza de su víctima, la “oferente” proporcionaba fotos suyas, obviamente falsas, incluso fotos íntimas y lo mismo pedían a sus contactos.
Por lo general elegían a personas mayores, hombres casados, o relativamente conocidas, a quienes una exposición pública no favorecería mucho.
Al tener estas “evidencias”, entraba en escena una supuesta madre de la menor de edad, con una denuncia ante la policía. La víctima recibía la foto de la supuesta denuncia, con sello y membrete de la Policía Nacional, lo que le daba verosimilitud al caso.
Entonces intervenía el supuesto policía o periodista que contactaba con la víctima con la propuesta de no dar trámite a la denuncia o no publicarla, a cambio de dinero, que era cobrado mediante la modalidad de billetera electrónica.
El jefe del operativo por la policía, comisario Nimio Cardozo, animó a las potenciales víctimas de este tipo de delitos a que realicen la denuncia.
Durante el 2019 se registraron 80 denuncias de este tipo de extorsión, y en lo que va del 2020 ya hay 130 casos. Las víctimas son de distintas ciudades, pero el mayor número de denuncias proviene de Asunción. El radio de acción de la banda se extendía a todo el país.
Solamente en estos dos meses que duró la pandemia la banda logró recaudar unos 180 millones de guaraníes, pero se estima que esto es apenas una mínima parte de todo lo que pudieron haber recaudado. Esta es la estructura más grande de esta modalidad de extorsión que se tiene registrada en el país, señaló el agente policial.