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BAGDAD (AFP). “Todos los combatientes de Dáesh (acrónimo árabe del EI) se han marchado. No hay resistencia”, declaró el portavoz Sabah al-Numan, precisando que la zona aún debía ser despejada de minas y trampas explosivas colocadas por el EI en su huida.
En varias ciudades del país los iraquíes ya celebraban lo que es visto como una victoria frente al grupo yihadista.
Las fuerzas de élite antiterroristas y las tropas armadas respaldadas por bombardeos del ejército iraquí y de la coalición liderada por Estados Unidos, habían entrado con relativa facilidad el martes en la ciudad, caída en manos del EI en mayo.
Pero los cientos de trampas y artefactos explosivos que siembran la ciudad, combinados con los kamikazes y los francotiradores, han dificultado la toma completa de la ciudad, seis días después del inicio de la ofensiva.
Situada a unos 100 kilómetros al oeste de Bagdad, Ramadi es la capital de Anbar, la mayor provincia de Irak, y comparte frontera con Siria, Jordania y Arabia Saudita.
Aunque el Gobierno iraquí no ha difundido un balance oficial de bajas para la operación en Ramadi, fuentes médicas en Bagdad señalaron que 93 miembros de las fuerzas iraquíes fueron heridas y hospitalizadas solo en la jornada del domingo, y al menos cinco miembros de las fuerzas de seguridad han muerto desde el viernes.
Escudos humanos
Por otro lado, más de medio centenar de yihadistas habían muerto en las últimas 48 horas, según fuentes militares iraquíes.
Antes de marcharse, llenaron de explosivos la ciudad entera –carreteras, posiciones abandonadas, viviendas–, lo cual ha requerido la movilización de especialistas y ha ralentizado el avance de las tropas.
Para escapar en seguridad, el EI ha utilizado además a civiles presentes en las zonas de combate como escudos humanos, según varios testimonios.
“Los combatientes de Dáesh han forzado a todas las familias que residían cerca del complejo a partir con ellos para permitirles huir hacia la periferia este de Ramadi”, aseguró el responsable del barrio de Jaldiya Ali Dawood.
Según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), los habitantes de Anbar suponen un tercio de los 3,2 millones de iraquíes expulsados de sus hogares desde junio de 2014.
Las fuerzas gubernamentales aguantaron meses de asaltos del EI a Ramadi hasta perderla definitivamente en mayo de 2015.
La contraofensiva se ha saldado con un relativo éxito: según el ministro de Defensa Jaled al-Obeidi, las fuerzas iraquíes han recuperado la mitad del territorio perdido el año pasado.
Por su parte, el instituto especializado IHS Jane’s, basado en Londres, estimaba la semana pasada que el EI había perdido este año un 14% del conjunto de los territorios conquistados en 2014 en Siria e Irak.