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Las partes anunciaron formalmente en marzo pasado que habían llegado a un acuerdo y que estimaban que este entrará en vigor el 1 de abril de 2005.
Japón y México, con una balanza comercial de casi 9.000 millones de dólares anuales, liberalizarán progresivamente a partir de abril de 2005 su intercambio en casi un 99%.
Para Japón, México es una de las economías más prometedoras de América Latina, además de que tiene una importancia estratégica como punto de entrada a América del Norte, dada su participación en el tratado de libre comercio de esa región (TLCAN), según el Gobierno mexicano.
La amplia red de acuerdos de México (42, incluyendo a la Unión Europea y a Estados Unidos y Canadá) cubre cerca del 60% del producto interno bruto (PIB) mundial, lo que se convertirá en una oportunidad para que empresarios japoneses desarrollen sus negocios a nivel internacional, de acuerdo con la secretaría de Economía.
México, a su vez, ve en el país nipón un socio que incidirá en su crecimiento económico, ya que, según Economía, "es fuente importante de inversión extranjera directa y un mercado muy grande para las exportaciones mexicanas".
Los tratados de libre comercio (TLC) conllevan más ventajas que desventajas, aseguró el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi. "Este acuerdo lleva más ventajas a ambos países que desventajas, aseguró, y pronosticó que tendrá un impacto en toda la región latinoamericana e "incluso en Europa y Asia".
El acuerdo con México, que no solamente abarca el aspecto comercial, sino cooperación financiera y científica, apertura de inversiones y compras gubernamentales, "es un modelo" para las próximas negociaciones, aseguró Koizumi.
"Es necesario que los productos japoneses tengan acceso al mercado de otros países. Sin embargo, no debemos ser cerrados, debemos promover los intercambios", pidió Koizumi.
El acuerdo, firmado en el Palacio Nacional, debe ser aprobado antes por los respectivos congresos.