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VERSALLES (EFE). Coincidiendo con el 400 aniversario del nacimiento del jardinero, que pertenecía a una familia con tres generaciones al servicio real, la muestra descubre su vertiente como coleccionista de arte y sus métodos de trabajo.
“La vida de Le Nôtre se conoce bastante mal (...). No era solo el jardinero de Versalles, sino también un hombre eminente de la corte”, explicó la presidenta del establecimiento público del palacio, museo y dominios de Versalles, Catherine Pégard.
Un ejemplo de su influencia sobre el rey es que su colección de arte, que se puede ver en la exposición y que estaba compuesta principalmente por cuadros de pintores franceses, italianos y holandeses de la época, fue exhibida en el palacio de Versalles para que la corte la admirara.
Durante su larga carrera profesional –trabajó hasta los 80 años de edad–, Le Nôtre contó con una clientela privilegiada que incluía, además de a la familia real francesa, a ministros y soberanos extranjeros.
Sus creaciones se enmarcan en una época en la que los dominios de los palacios, símbolo del poder del antiguo régimen y fuente de recursos, se estaban expandiendo y, de hecho, el castillo de Versalles llegó a tener 10.000 hectáreas de jardín, una superficie diez veces mayor que la actual.
“Los jardines adquirieron una dimensión gigantesca, por lo que todos los razonamientos del Renacimiento debieron transformarse”, explicó el arquitecto jefe de Versalles, Jacques Moulins.
Le Nôtre aplicó entonces sus conocimientos de hidráulica, geología, arquitectura, óptica y botánica para convertirse en un gran jefe de obras que revolucionó la jardinería diseñando parques a gran escala.
Para ello, recurrió a las grandes perspectivas, que consiguió alineando visualmente diversos elementos y agrandando aquellos más lejanos, para compensar la distancia.
Estos juegos de perspectivas se pueden ver claramente en la exposición gracias a una maqueta de 15 metros de largo que reproduce el jardín y el parque de Versalles siguiendo el eje que marca el gran canal.
Además, Le Nôtre inventó el “principio del paseo”, ya que buscó que el jardín no fuera atractivo desde un único punto de vista, sino que se pudiera disfrutar recorriéndolo, según señaló Moulins.
Con esta visión global, el jardinero de Versalles cambió los cánones estéticos de la época y dejó de dar tanta importancia a cada planta para centrar la atención en el conjunto.
Atención a estatuas
También fue el primero en otorgar un gran protagonismo a los elementos verticales del jardín, tanto estatuas como arbustos podados con formas escultóricas, así como en dar una mayor anchura a sus parterres.
Este estilo formal, caracterizado por las simetrías, creó escuela e influyó en otros paisajistas, también extranjeros, que siguieron desarrollando a lo largo del siglo XIX este tipo de jardines, que se conocen como “a la francesa”, en contraposición con el modelo inglés, más irregular.
“Sin embargo, la estela de Le Nôtre va más allá, ya que el inventor del gigantismo en el arte de la jardinería ha inspirado también a quienes diseñan a la misma escala, es decir, los urbanistas”, explicó Moulins.
Por ejemplo, Le Corbusier adoptó las líneas de composición en forma de pata de oca o de estrella, y el modelo de Le Nôtre dejó también huella en ciudades de la antigua Unión Soviética, como Moscú, y en Estados Unidos, como prueba el plan urbanístico de 1909 de Chicago.
“El nombre de Le Nôtre siempre estará vinculado a la noción de espacio, de trazado, de perspectiva y de vista”, concluyó Moulins.