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CARACAS (AFP, EFE).“¿Quiénes somos? Estudiantes ¿qué queremos? Libertad”, gritaban unos miles de jóvenes durante una nueva protesta que partió al mediodía de la zona de Bello Monte y que marca un mes de las manifestaciones contra el Gobierno, en Caracas.
La vanguardia de la manifestación era encabezada por una gran pancarta de la Universidad Central de Venezuela, tras la cual desfilaban dirigentes estudiantiles y algunas autoridades universitarias, además de estudiantes con camisetas de sus respectivos centros de estudio.
Ayer también fue convocada una marcha estudiantil oficialista por el ministro de Educación Héctor Rodríguez.
El ministro de educación chavista es quien había declarado la semana pasada que “no es que vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media, para que después aspiren a ser escuálidos (opositores, el chavismo usa ese término despectivo para designar a quienes no comparten su visión política )”.
Los oficialistas cuentan con el aval de la autoridad chavista, mientras que sobre los opositores pesa la prohibición de Maduro para manifestarse.
Ayer se cumplió un mes de manifestaciones en Caracas, varias de ellas con decenas de miles de personas, que reclaman al gobierno dar soluciones a la alta inseguridad, la inflación del 56% anual, la escasez de productos básicos, la represión de los cuerpos policiales y la detención de activistas.
Las protestas comenzaron el 4 de febrero en la ciudad de San Cristóbal y se han extendido a distintas localidades, dejando hasta el momento 21 muertos y centenares de heridos.
“Tenemos un mes en la calle y continuamos exigiendo la libertad absoluta de los compañeros detenidos, que se dé respuesta a los casos de tortura, exigimos castigo a los responsables de los asesinatos cometidos este mes”, dijo Hilda Ruiz, dirigente estudiantil de la Universidad Central al arrancar la manifestación.
Los opositores exigirán la renuncia de la defensora del pueblo Gabriela Ramírez, quien la semana pasada declaró que la tortura es únicamente el “sufrimiento físico a una persona para obtener una confesión”, algo interpretado como una justificación a diversos casos denunciados como tortura contra agentes del orden.