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Desde finales de 2012, los servicios de inteligencia turcos negocian de forma directa con Abdullah Ocalan, que purga desde 1999 una pena de cadena perpetua.
En virtud del acuerdo revelado por NTV y Radikal, los rebeldes del PKK, una vez suspendidas sus operaciones militares, abandonarían el territorio turco y se instalarían en Irak. Luego depondrían oficialmente las armas, si las negociaciones progresan lo suficiente.
En paralelo, el Gobierno turco liberaría gradualmente a cientos de militantes kurdos, acusados de colaborar con el PKK, y emprendería una serie de reformas, que entre otras cosas reconocerían la identidad de los kurdos.
También según esos dos medios, Ocalan podría precisar públicamente sus intenciones y su visión de una solución al conflicto kurdo, en cartas dirigidas a la opinión pública y a sus partidarios.
De momento no se obtuvo ninguna confirmación oficial de este proyecto de acuerdo por parte de las autoridades turcas.
Problemas para Turquía
El PKK ha sido uno de los mayores problemas de Turquía desde su creación.
De inspiración marxista-leninista, el PKK nació en 1978 de la mano de Ocalan para que se reconociesen los derechos de los 15 millones de kurdos de Turquía.
En 1984 inició la lucha armada para conseguir la independencia del Kurdistán y, desde entonces, unas 37.000 personas –en su mayoría kurdos– han muerto en un conflicto que también ha dejado decenas de miles de aldeas destruidas y cientos de miles de desplazados en el sudeste y el este de Turquía.
Las reivindicaciones independentistas del PKK fueron modificadas por las de una fuerte autonomía, una amnistía para los miles de presos y la posibilidad de participar en la vida política tras los años 90, los más duros de la confrontación.
En 1999 se produjo la detención en Kenia de Ocalan, que tras varios años de exilio en Siria había sido obligado a dejar ese país por las presiones turcas.
Aunque inicialmente condenado a muerte, la pena se le conmutó por la cadena perpetua, que cumple en el penal de una isla turca.
En su primera intervención ante los jueces, Ocalan pidió perdón a los familiares de los muertos por el PKK y exhortó a la guerrilla a deponer las armas.