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Casi una década después, con la economía por el suelo, el canje es una realidad a fuerza de la escasez.
“Trueque, 2 lit. (litros) de aceite por un plato mixto”, se lee en una pequeña pizarra en el Tizoncito.
Su dueño, José Vidal, cuenta que ya lo hizo en el pasado con la harina de maíz, el azúcar y cuanto producto le hace falta para el menú.
Chávez “nos lo había dicho que teníamos que empezar a hacer trueques para conseguir las cosas y beneficiar la economía”, rememora el hombre en tono irónico.
Si consiguiera el aceite subsidiado, el litro le costaría unos 1.000 bolívares (1,5 dólares a la tasa oficial más alta), pero como no hay disponible debe comprárselo a los ‘bachaqueros’ (revendedores) cinco veces más caro.
“Es difícil porque no toda la gente está dispuesta a sacrificar el aceite de su casa para comerse un plato mixto”, afirma.
Las escasez de alimentos y medicinas en Venezuela alcanza el 80%, según estudios. Los venezolanos cargan además con la inflación más alta del mundo: 180,9% en 2015 y proyectada en 720% para 2016.