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Antes de esta resolución esperada, el gobierno nacionalista catalán de Artur Mas se mostró determinado a llevar a cabo esta consulta no vinculante, destinada según él a “pedir la opinión de los catalanes”, y puso en marcha el operativo para poner las urnas el día programado.
Admitiendo el recurso del gobierno presentado por la mañana, el Tribunal Constitucional, convocado de urgencia por primera vez en su historia, suspende automáticamente la votación antes de tomar una decisión definitiva en el plazo de cinco meses.
Las medidas adoptadas por Madrid para bloquear esta votación fueron aprobadas en un consejo de ministros extraordinario.
“Es falso que el derecho a votar y a decidir sea un derecho que se pueda atribuir unilateralmente una comunidad”, dijo el Gobierno, advirtiendo que “no hay nada ni nadie” que pueda romper el principio de soberanía nacional del Estado español, protegido por la Constitución.
El presidente catalán, que el domingo advirtió que “el proceso no acaba con una resolución del Tribunal Constitucional”, criticó la rapidez de la decisión de la máxima corte judicial española.
“Hay un gobierno claramente hostil contra lo que está haciendo la mayoría del pueblo de Cataluña”, dijo Mas en un acto celebrado ayer en Barcelona pocos minutos antes de la decisión del alto tribunal, de quien ironizó su “velocidad supersónica” en reunirse.
“Han roto la barrera del sonido, no se han esperado ni un solo día. Esto no había pasado en casi 36 años de Constitución”, bromeó Mas.