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El desvelo al que someten las largas cenas de fin de año es uno de los factores más importantes ya que modifica el ritmo circadiano, comúnmente conocido como reloj biológico, retrasando la hora habitual de irse a la cama, algo que propicia problemas para dormir una vez concluidas las fiestas.
La falta de sueño va acompañada de un mayor consumo de alimentos y por ende una subida de peso.
Los síntomas para identificar si se está descansando bien son la sequedad de boca por las mañanas, cefaleas, fatiga, tensión muscular en nuca y espalda y una mayor necesidad de consumir bebidas estimulantes, como el café.