Cargando...
WASHINGTON (ANSA, Reuters). Al menos 116 personas murieron a causa del tornado que devastó a Joplin, en Missouri, anunció ayer el encargado de la gestión administrativa de la ciudad, Mark Rohr, pero se teme que la cifra final de víctimas sea mayor.
Los responsables de las tareas de rescate trabajaban buscando supervivientes entre los escombros tras el paso del violento tornado, el más destructivo registrado en Estados Unidos desde mediados de los años 50.
A menos de un mes de la cadena de tornados que sacudió a Tuscaloosa, en Alabama, provocando más de 340 muertos en diversos estados del país, este otro dejó una nueva ola de destrucción, en particular en Joplin, una localidad de unos 50.000 habitantes que quedó devastada.
En efecto, quedó una franja de más de diez kilómetros de destrucción en medio de la ciudad, y de un kilómetro de ancho. Edificios en ruinas, árboles y semáforos arrancados, automóviles aplastados y acumulados unos encima de otros, parecía que la zona hubiese sido bombardeada.
El viento huracanado del tornado provocó también enormes daños al hospital de la ciudad, el St. Johns Regional Medical Center, por lo que las autoridades sanitarias tuvieron que evacuar temporalmente a un centenar de pacientes, que fueron llevados inicialmente a una unidad de emergencia instalada en el exterior y posteriormente a otros hospitales. Algunas radiografías procedentes del centro médico fueron halladas a más de un centenar de kilómetros de Joplin. Ante la gravedad de la situación, el gobernador, Jay Nixon, declaró el estado de emergencia, mientras el presidente, Barack Obama, expresó condolencias a los familiares de las víctimas.
Obama llamó a Nixon para conocer de primera mano la situación y ordenó a la Agencia Federal de Emergencias que ayude en la coordinación de las tareas de rescate.
En abril una sucesión de tornados sacudió a seis estados del centro y sur del país. La ciudad más afectada entonces fue Tuscaloosa, en Alabama, donde 30 personas perdieron la vida. En total, los tornados causaron 342 muertos.
Los responsables de las tareas de rescate trabajaban buscando supervivientes entre los escombros tras el paso del violento tornado, el más destructivo registrado en Estados Unidos desde mediados de los años 50.
A menos de un mes de la cadena de tornados que sacudió a Tuscaloosa, en Alabama, provocando más de 340 muertos en diversos estados del país, este otro dejó una nueva ola de destrucción, en particular en Joplin, una localidad de unos 50.000 habitantes que quedó devastada.
En efecto, quedó una franja de más de diez kilómetros de destrucción en medio de la ciudad, y de un kilómetro de ancho. Edificios en ruinas, árboles y semáforos arrancados, automóviles aplastados y acumulados unos encima de otros, parecía que la zona hubiese sido bombardeada.
El viento huracanado del tornado provocó también enormes daños al hospital de la ciudad, el St. Johns Regional Medical Center, por lo que las autoridades sanitarias tuvieron que evacuar temporalmente a un centenar de pacientes, que fueron llevados inicialmente a una unidad de emergencia instalada en el exterior y posteriormente a otros hospitales. Algunas radiografías procedentes del centro médico fueron halladas a más de un centenar de kilómetros de Joplin. Ante la gravedad de la situación, el gobernador, Jay Nixon, declaró el estado de emergencia, mientras el presidente, Barack Obama, expresó condolencias a los familiares de las víctimas.
Obama llamó a Nixon para conocer de primera mano la situación y ordenó a la Agencia Federal de Emergencias que ayude en la coordinación de las tareas de rescate.
En abril una sucesión de tornados sacudió a seis estados del centro y sur del país. La ciudad más afectada entonces fue Tuscaloosa, en Alabama, donde 30 personas perdieron la vida. En total, los tornados causaron 342 muertos.