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WASHINGTON (AFP). Al ser consultado ayer por un juez del Distrito de Columbia si deseaba declararse culpable, Flynn apenas respondió: “Sí, señor”.
El impacto de la confesión de Flynn alcanzó a la bolsa de valores de Wall Street, cuyos principales índices cayeron más de 1%.
La confesión de Flynn se enmarca en la investigación que encabeza el fiscal especial, Robert Mueller, sobre la eventual confabulación entre el comité de campaña de Trump y funcionarios rusos durante la carrera presidencial del año pasado.
Mentiras sobre contactos con los rusos
A fines de diciembre de 2016, cuando ya había sido seleccionado por Trump para ser asesor de Seguridad Nacional en el gobierno en formación, Flynn mantuvo varios contactos con el entonces embajador de Rusia en Washington, Sergei Kislyak.
Flynn discutió con Kislyak la necesidad de evitar una escalada de tensiones entre Washington y Moscú a raíz de las sanciones que el gobierno de Barack Obama imponía en ese momento a Rusia.
Una vez que el nuevo gobierno asumió el poder, el 20 de enero, el Departamento de Justicia alertó a la Casa Blanca sobre esos contactos y advirtió que la continuidad de Flynn en el cargo lo exponía a ser chantajeado por funcionarios rusos.
Así, apenas 10 días después de asumir el cargo de asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Flynn era ya un problema grave para el gobierno de Trump, y era visto siempre aislado en la sede presidencial hasta que fue sumariamente despedido.
Flynn declara que recibió instrucciones de un “muy alto funcionario” del equipo de transición para realizar esos contactos.
Sin embargo, al ser interrogado por agentes del FBI por orden de Mueller, Flynn mintió sobre esos contactos, y ese falso testimonio terminó por obstaculizar la marcha de las investigaciones sobre la presunta injerencia rusa en las elecciones, según los documentos.