Cargando...
BRUSELAS (Reuters, AFP). El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió el miércoles pasado reconocer Jerusalén como la capital de Israel y trasladar su embajada de Tel Aviv a esa ciudad.
Aunque Trump aseguró que este reconocimiento no significa pronunciarse sobre el “estatus final” de la ciudad en unas negociaciones con los palestinos.
Ninguna nación tiene su embajada en Jerusalén debido a que, tras la anexión israelí de la parte oriental de la urbe en 1980, la ONU llamó a la comunidad internacional a retirar sus legaciones de la Ciudad Santa.
Además de la ONU, la Unión Europea, el Reino Unido y los principales países árabes rechazaron la decisión de Trump, que fue recibida con profundo agradecimiento en Israel y gran irritación en Palestina.
Los dirigentes palestinos reivindican Jerusalén Este, ocupado y luego anexado por Israel en 1967, como la capital del estado al que aspiran. Pero Israel considera que todo Jerusalén es su capital “eterna e indivisible”.
Jerusalén debe ser la capital tanto de Israel como de un futuro Estado palestino, dijo la jefa de política exterior de la Unión Europea, Federica Mogherini. “La única solución realista al conflicto se basa en dos estados y con Jerusalén como capital de ambos”, dijo.
Rusia, por su parte, afirmó que este paso elevará aún más la tensión y consideró que hay que prestar especial atención a las garantías para que todos los creyentes puedan acceder con libertad a los lugares santos de Jerusalén.
La decisión pondrá a la región “en un círculo de fuego”, advirtió el presidente de Turquía Tayyip Erdogan, que quiere movilizar al mundo musulmán. Incluso Arabia Saudita, aliada de Estados Unidos, criticó el acto como “irresponsable”.
Irán también exigió a EE.UU. rever su posición.
En tanto el Gobierno suizo dijo que se complican las posibilidades de una paz justa y duradera.
Varios enfrentamientos estallaron ayer en Cisjordania y la Franja de Gaza tras el reconocimiento. El movimiento islamista Hamas llamó a una nueva sublevación palestina, conocida como “intifada”, para protestar.