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Se trata de una iniciativa de la Fundación Bases que busca que el gobierno local retire la estatua de una persona que alababa la violencia y el odio.
En propias palabras del “Che”, se debía promover “el odio como factor de lucha; el odio intransigente al enemigo, que impulsa más allá de las limitaciones naturales del ser humano y lo convierte en una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar”.
El Che “sediento de sangre”, como lo admitió él mismo en una carta a su esposa, fue el encargado, poco después de que los comunistas tomaran el poder en Cuba, de pasar por las armas a cuanta persona era acusada de “contrarrevolucionaria”, en las fatídicas matanzas de “La Cabaña”.
Luego, en el predio mismo de la ONU, diría: “Hemos fusilado, fusilamos y seguiremos fusilando” porque los “gusanos” (opositores) debían saber lo que significaba haber perdido ante ellos.