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El temblor se sintió tan lejos como en Auckland (norte) y Christchurch (sur), y de momento ha causado daños materiales, como la rotura de los cristales de ventanas de un edificio de Wellington, según la emisora Radio New Zealand.
El servicio de bomberos de Wellington recibió al menos 50 llamadas en la media hora siguiente a la fuerte sacudida.
La televisión neozelandesa avisó de la suspensión de manera indefinida de todos los vuelos del aeropuerto de Wellington mientras que los expertos revisan las instalaciones y los aviones.
“Ha sido escalofriante. No ha causado mucho daño, pero ha sido espantoso”, relató por la TVNZ Jessica McCarthy.
El servicio geológico de Estados Unidos (USGS), que registra la actividad sísmica en todo el mundo, informó en un principio de un sismo de 6,8 grados y luego corrigió la magnitud a 6,5 grados, y situó el hipocentro a 57 kilómetros al sur suroeste de Wellington y a 14 kilómetros de profundidad.