Siria: 60 civiles mueren en sangriento atentado

BEIRUT (AFP). Un sangriento atentado dejó al menos 60 fallecidos y más de 15 heridos en la ciudad siria de Azaz, fronteriza con Turquía; mientras equipos técnicos se aprestaban a entrar en una zona rebelde cercana a Damasco para restablecer el suministro de agua para unas 5 millones de personas.

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El atentado de Azaz es considerado como el peor atentado ocurrido en esa ciudad fronteriza, objetivo en varias ocasiones de ataques y ofensivas de los yihadistas del grupo Estado Islámico (EI), que tratan de hacerse con el control de la localidad.

El EI es un grupo extremista que busca implantar un régimen que se rija por las leyes del Islam.

La mayoría de los muertos en Azaz eran civiles. Entre las víctimas se encuentran cinco jueces religiosos de distintas fracciones rebeldes y 14 insurgentes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).

La persistencia de los combates complica la celebración de negociaciones de paz programadas este mes en Kazajistán, diálogo es auspiciado por Rusia e Irán, aliados del presidente Bachar al Asad, y Turquía, que apoya a insurgentes.

La intensidad de los combates ha acelerado el éxodo de la población, que ha huido hacia otros países o a zonas rurales de Siria, causándose así la peor crisis mundial de refugiados.

La rebelión desencadenada por la represión de las supuestas manifestaciones pro democracia en el país y contra el régimen de Bachar al Asad se transformó en un complejo conflicto que lleva unos 5 años.

Esta guerra ha implicado a beligerantes locales, rebeldes y yihadistas, así como a las potencias regionales e internacionales. Se inició en marzo de 2011, y siguieron revueltas en países árabes (Primavera Árabe).

La familia Asad lleva 40 años gobernando Siria con mano de hierro. Bachar sucedió a su padre, Hafez, en el año 2000.

Sin agua

En la capital siria unas 5,5 millones de personas se ven duramente afectadas desde hace semanas por una grave escasez de agua potable. El régimen de Al Asad acusa a los rebeldes de “contaminar con diésel” las reservas de agua y cortar el suministro a Damasco. Pero los insurgentes afirman que los bombardeos del régimen, apoyado por Rusia, destruyeron las infraestructuras.

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