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El estado de Ceará, al noreste del país, es azotado desde hace doce días con una serie de actos vandálicos, al parecer orquestados por facciones criminales que operan desde el interior de los presidios en represalia por el anuncio de medidas que pretenden endurecer los controles en las cárceles.
Según la secretaría de Seguridad de Ceará, se han presentado 200 acciones violentas en 44 municipios, un total de 347 sospechosos fueron arrestados y el sábado la policía también se incautó de cinco toneladas de explosivos.
La Asamblea Legislativa aprobó otro paquete de medidas, entre las que se encuentra el pago de recompensas a quienes denuncian a los autores de ataques.
Los actos criminales que acontecen en el noreste del país obligaron la semana pasada al presidente de Brasil, el conservador Jair Bolsonaro, a enviar a la región unos 300 agentes de la Fuerza de Seguridad, contingente que, días después, fue reforzado con 200 agentes más ante la repetición de los ataques.
Bolsonaro, quien ha prometido “mano dura” contra la violencia señaló que ese tipo de actos vandálicos deben ser tipificados como “terroristas” luego de que los delincuentes, en la madrugada del sábado, atacaron con explosivos una torre de energía en Fortaleza, capital del estado de Ceará.