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El Ministerio español de Agricultura informó de la detección de ADN equino en canelones para microondas elaborados con carne de vacuno de la marca “La Cocinera”, propiedad del grupo Nestlé, mientras que el regulador alimentario checo notificó el hallazgo de carne de caballo en albóndigas hechas en Suecia para el grupo IKEA.
Las comprobaciones en ambos países se efectuaron en el marco de las recomendaciones de la Comisión Europea ante el escándalo que estalló el mes pasado, cuando se halló en Irlanda que productos etiquetados como vacuno también tenían carne de equino. Desde entonces, se han retirado alimentos preparados en varios países y se ha visto afectada la confianza de los consumidores en la industria alimentaria europea.
El Ministerio español insistió en un comunicado en que se trata de un caso de fraude en el etiquetado, pero que no representa riesgos para la salud.
“Hemos informado ya a las comunidades autónomas, a las autoridades de consumo y a las empresas afectadas”, dijo en Bruselas, donde asistía a una reunión el ministro español de Agricultura, Miguel Arias Cañete, en declaraciones recogidas por RNE.
Tras detectar en los canelones trazas de ADN de caballo en un porcentaje superior al uno por ciento –por encima del umbral que determina si se trata de adulteración–, Nestlé ordenó retirar inmediatamente toda la producción de su proveedor español de carne Servocar y añadió que actuará legalmente para exigirle responsabilidades.
Además, en los cortes equinos se ha detectado fenilbutazona, un antiinflamatorio empleado en caballos que puede tener efectos adversos para la salud humana.