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La vida de esta mujer, la primera que aspira a dirigir el organismo hemisférico, ha estado marcada por el drama y el sufrimiento, pero en ellos forjó un carácter de hierro, que se esconde tras su humildad y trato igualitario para quienes se le acercan.
Cuando solo tenía 21 años, en enero de 1980, Menchú vio morir calcinado a su padre en el asalto por las tropas de la dictadura guatemalteca a la Embajada de España, que había sido tomada de manera pacífica por un grupo de indígenas.
Allí, junto a otras 36 personas, murió Vicente Menchú, un luchador por la tierra y los derechos indígenas.
Aun no se había repuesto de la pérdida de su padre, cuando las tropas del Ejército secuestraron y desaparecieron a su madre Juan Tum kotoja, una partera que también luchaba por los derechos de los indígenas mayas de Guatemala, que constituyen el 60% de los 11 millones de guatemaltecos.
Menchú no fue a la escuela ni el colegio, pero aprendió junto a los suyos a leer y escribir en los ratos libres mientras era empleada doméstica o trabajadora agrícola.
En 1979, Menchú ingresó al Comité de Unidad Campesina (CUC), en momentos de una férrea represión militar de los regímenes de facto del país, que enfrentaba a las guerrillas izquierdistas de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
Es miembro fundadora de la Iniciativa Indígena por la Paz, constituida a raíz de las dos cumbres de los pueblos indígenas. Esa organización es una instancia internacional integrada por indígenas, que busca contribuir a la protección de los derechos de los pueblos indígenas en todas partes del mundo.
Menchú ha tenido que vivir largos períodos fuera de su país, ante las amenazas de muerte recibidas de parte de grupos ultraderechistas y del Ejército antes de que se firmaran los acuerdos de paz en 1996. Sin embargo, tras el retorno de la democracia también ha enfrentado amenazas, por lo que a veces se ve forzada a vivir en México.
Su decidida lucha por los derechos indígenas fue reconocida internacionalmente con el otorgamiento del Nóbel de la Paz, el primero otorgado a una mujer de América Latina.
Menchú es la cuarta candidata a la secretaría de la OEA, que es pretendida por el ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez y el ex presidente salvadoreño Francisco Flores.
La Secretaría de la OEA se encuentra vacante desde el pasado 15 de octubre, cuando el ex presidente de Costa Rica, Miguel Angel Rodríguez, que había asumido un mes antes, se vio obligado a renunciar por acusaciones de corrupción, por las que hoy guarda prisión en su país.
Cuando solo tenía 21 años, en enero de 1980, Menchú vio morir calcinado a su padre en el asalto por las tropas de la dictadura guatemalteca a la Embajada de España, que había sido tomada de manera pacífica por un grupo de indígenas.
Allí, junto a otras 36 personas, murió Vicente Menchú, un luchador por la tierra y los derechos indígenas.
Aun no se había repuesto de la pérdida de su padre, cuando las tropas del Ejército secuestraron y desaparecieron a su madre Juan Tum kotoja, una partera que también luchaba por los derechos de los indígenas mayas de Guatemala, que constituyen el 60% de los 11 millones de guatemaltecos.
Menchú no fue a la escuela ni el colegio, pero aprendió junto a los suyos a leer y escribir en los ratos libres mientras era empleada doméstica o trabajadora agrícola.
En 1979, Menchú ingresó al Comité de Unidad Campesina (CUC), en momentos de una férrea represión militar de los regímenes de facto del país, que enfrentaba a las guerrillas izquierdistas de la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca (URNG).
Es miembro fundadora de la Iniciativa Indígena por la Paz, constituida a raíz de las dos cumbres de los pueblos indígenas. Esa organización es una instancia internacional integrada por indígenas, que busca contribuir a la protección de los derechos de los pueblos indígenas en todas partes del mundo.
Menchú ha tenido que vivir largos períodos fuera de su país, ante las amenazas de muerte recibidas de parte de grupos ultraderechistas y del Ejército antes de que se firmaran los acuerdos de paz en 1996. Sin embargo, tras el retorno de la democracia también ha enfrentado amenazas, por lo que a veces se ve forzada a vivir en México.
Su decidida lucha por los derechos indígenas fue reconocida internacionalmente con el otorgamiento del Nóbel de la Paz, el primero otorgado a una mujer de América Latina.
Menchú es la cuarta candidata a la secretaría de la OEA, que es pretendida por el ministro del Interior de Chile, José Miguel Insulza, el canciller mexicano Luis Ernesto Derbez y el ex presidente salvadoreño Francisco Flores.
La Secretaría de la OEA se encuentra vacante desde el pasado 15 de octubre, cuando el ex presidente de Costa Rica, Miguel Angel Rodríguez, que había asumido un mes antes, se vio obligado a renunciar por acusaciones de corrupción, por las que hoy guarda prisión en su país.