Se debilita la fuerza del gobierno de Morales

Un “annus horribilis” ha sido 2016 para el presidente boliviano Evo Morales, que no solo perdió un referéndum con el que buscaba abrir la puerta a un nuevo mandato, sino que se enfrentó a constantes conflictos, el último de ellos el asesinato de un viceministro.

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LA PAZ (AFP). El último ingrediente en este proceso de “debilitamiento” político fue el conflicto con los cooperativistas mineros, que derivó en el asesinato del viceministro Rodolfo Illanes esta semana, pero no fue el único. Desde inicios de año Morales tuvo fricciones con organizaciones de discapacitados, los transportistas e incluso con la mayor central sindical del país.

“Todo le ha salido mal este año. A partir de febrero empezó a vivir una fase de declinación ocasionada por problemas internos y por las relaciones con sus propios aliados”, explicó el analista Jorge Lazarte, quien subrayó que este “es el momento más duro del gobierno en los últimos años”.

Este debilitamiento puede responder a un proceso de “desgaste” natural de un líder que ejerció el poder durante una década estableciendo alianzas con distintos sectores que, en gran parte estaban basadas en generosas transferencias económicas, gracias a una coyuntura favorable de los precios de las materias primas.

Con todo, el último sondeo de la firma Ipsos, antes del conflicto con los mineros, le daba al presidente aymara un 52% de popularidad.

El romance del gobernante izquierdista con los sindicatos amenaza con resquebrajarse por un hecho inesperado, la reducción de ingresos fiscales debido a la caída de los precios de los productos de exportación. Sus aliados se resisten a perder beneficios a los que estaban acostumbrados y emerge el descontento, según analistas.

“Es evidente el natural proceso de desgaste de todo gobierno, no en vano han transcurrido más de 10 años en el poder. A esto hay que añadir la crisis de los precios de los hidrocarburos y los minerales y la (consiguiente) reducción de los ingresos fiscales, lo que impide continuar con una política dispendiosa de gastos”, comentó el analista y exparlamentario Carlos Borth.

Lazarte explicó que la alianza entre los cooperativistas mineros y el gobierno “no era ideológica, sino de intereses”.

Destacó que Morales aprovechó la fuerza política y la capacidad de movilización de ese gremio para garantizar una mayoría en la Asamblea Constituyente de 2006, que aprobó un nuevo texto constitucional. A cambio les concedió favores económicos, indicó.

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