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MAE SAI (AFP). Un exbuzo de la marina tailandesa falleció ayer ayudando a doce niños y un adulto atrapados en la cueva; e hizo crecer el pesimismo entre las autoridades después de la alegría provocada por el descubrimiento este lunes de que los menores continuaban con vida.
La tragedia recuerda la dificultad del camino que hay que recorrer, bajo el agua, hasta llegar a los doce niños y su entrenador de fútbol, bloqueados en esta cueva inundada.
La marina tailandesa ha insinuado que posiblemente los socorristas no tendrán otra opción que intentar un rescate complejo y peligroso.
El tiempo para sacarles de la cueva es “limitado”, reconocieron las autoridades tailandesas.
“En un principio pensábamos que los niños podrían quedarse durante mucho tiempo. Pero la situación ha cambiado y ahora nos queda un tiempo limitado”, declaró el jefe de los comandos de la marina, Apakorn Yookongkaew.
Los socorristas trataban ayer de avanzar al máximo en sus preparativos de evacuación antes de que retorne la lluvia, según las previsiones.
Esperan poder, con ayuda de bombas, que el nivel del agua baje a tiempo lo suficiente como para que los niños puedan salir de allí sin tener que bucear o haciéndolo en momentos contados.
De momento, un buzo experimentado necesita 11 horas para hacer un viaje de ida y vuelta hasta donde están los niños: seis de ida y cinco de vuelta gracias a la corriente.
El recorrido es de varios kilómetros e incluye pasos angostos y tramos bajo el agua. Pero los socorristas evitan pronunciarse a favor de una evacuación de los niños buceando.
Opciones
Por ahora, prefieren esperar a que baje el agua, excepto para suministrarles víveres durante semanas: esto permitiría a los niños salir a pie por la galería, con una parte mínima de tramos submarinos que se tengan que recorrer con máscaras.
Los equipos de rescate analizan dos opciones para la salida de los niños: bucear por los pasadizos inundados o encontrar un hueco en la montaña por donde sacarlos con la ayuda de un helicóptero.