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La agencia espacial estadounidense indicó que la lluvia de Perseidas, que llena el cielo de “estrellas fugaces”, es solo parte del torrente de elementos espaciales que desde el espacio interplanetario irrumpen en la atmósfera de la Tierra cada día.
Grandes espectáculos
Las grandes “lluvias de meteoritos” como las Perseidas y, en noviembre, las Leónidas son los momentos más esplendorosos del flujo que cada día trae a la atmósfera terrestre de diez a cuarenta toneladas de polvo espacial.
La mayor parte de esos fragmentos se incinera al penetrar la capa exterior de la tierra y los objetos un poco mayores arden en la fricción atmosférica y trazan en el cielo nocturno las breves líneas sobre las cuales, desde tiempo inmemorial, los humanos apuntan sus anhelos.
“Ese es el polvo interplanetario”, dijo Diejo Janches, quien estudia los micrometeoritos en el Centro Goddard de Vuelo Espacial de la NASA en Greenbelt, Maryland (EE.UU.).
“Los fragmentos son restos de la formación del sistema solar, o son producto de colisiones entre asteroides o cometas hace mucho tiempo”.
Objetos de estudio
Janches investiga esos meteoritos pequeños mediante la ayuda de sistemas de radar en todo el mundo, desde Suecia y Puerto Rico a Alaska, o el sistema de radar que él mismo instaló y opera en Tierra del Fuego, Argentina.
Estos fragmentos penetran en la atmósfera terrestre a velocidades de entre 12 y 70 kilómetros por segundo, y traen minerales y metales de los cuerpos espaciales donde se originaron, como sodio, silicio, calcio y magnesio.