Cargando...
Se trata del segundo día de ataques rusos, después de que Rusia lanzara el miércoles sus primeros ataques oficiales fuera de su territorio desde 1979, cuando la entonces Unión Soviética invadió Afganistán.
El gobierno del presidente ruso Vladimir Putin defiende que sus ataques son contra “grupos terroristas”, ante las acusaciones de que están destinados a rebeldes no terroristas, buscando fortalecer la posición del régimen de su aliado sirio.
Rusia, uno de los principales apoyos de Asad en el mundo, anunció que sus últimos ataques alcanzaron cuatro objetivos del Estado Islámico (EI), que controla amplios territorios de Siria e Irak. Moscú anunció la destrucción de una base “terrorista”, así como de un depósito de armas, un centro de comando y una fábrica de coches bombas.
El conflicto sirio, que empezó en 2011 como un levantamiento contra el régimen de Asad, se ha convertido en una compleja guerra civil en la que también participan grupos yihadistas venidos del extranjero.
Según los analistas, Moscú intenta sobre todo disminuir la presión rebelde en los territorios que aún mantiene el régimen, que ha perdido dos tercios del país, aunque aún controla regiones consideradas claves.
Rusia niega que sus ataques tengan el objetivo de ayudar a Asad, atacando a los grupos rebeldes considerados moderados.
Estados Unidos y Rusia comenzaron ayer contactos a nivel militar para evitar encontronazos y accidentes en Siria.
Estados Unidos lidera una coalición internacional desde hace más de un año para realizar ataques contra el Estado Islámico.