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Paralelamente, será reforzada la seguridad en los hoteles donde se alojen las 32 selecciones. El gobierno ordenó que miembros de la Policía Federal monitoreen la situación en los presidios ubicados en las 12 ciudades donde se disputará la Copa, desde São Paulo y Río de Janeiro, hasta capitales de la región amazónica y en el sur del país.
El campeonato se dará inicio el 12 de junio en el estadio Itaquerao, de São Paulo, donde fuentes de inteligencia de la policía local revelaron que la banda Primer Comando de la Capital (PCC), que controla la mayoría de los presidios, no descarta lanzar una ola de acciones durante el campeonato.
La influencia del PCC no se agota en São Paulo, ya que, de acuerdo con informes policiales, cuenta con aliados en Río de Janeiro y ramificaciones en varios estados, como el convulsionado Maranhao, uno de los más pobres del país.
La final de la Copa del Mundo se disputará el 13 de julio en el estadio Maracaná, que en 2013 fue rodeado por miles de manifestantes disconformes con los gastos de su remodelación.
Durante el gobierno de Rousseff, Río de Janeiro recibió el apoyo de fuerzas federales para repeler disturbios y la semana pasada la Tropa de Choque de la policía local se desplazó hasta una favela, cercana al legendario Maracaná, zona norte carioca, donde hubo una violenta protesta por la demolición de sus casas.