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ESTAMBUL (AFP). Enfrentado a una de las más importantes oleadas de protesta desde su llegada al poder en 2002, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan ordenó a las fuerzas policiales que se retiren de la plaza Taksim y del parque Gezi, donde se realizaría un proyecto urbanístico que desató la ira popular.
Las protestas fueron originadas por un proyecto de renovación de la plaza Taksim que prevé la supresión del parque Gezi para construir un centro cultural y comercial y la reconstitución de un cuartel de la era otomana. Inmediatamente después de la salida de la policía, miles de personas con banderas turcas invadieron la plaza y el parque aledaño cantando consignas de victoria, con el apoyo de fuegos artificiales.
Pocas horas antes del repliegue policial, Erdogan había afirmado con energía que la policía permanecería en la plaza Taksim “hoy” (sábado) y “aún mañana”, porque ese lugar “no puede ser un área donde los extremistas hagan lo que quieran”.
Al promediar la tarde, Erdogan formuló un llamado a los manifestantes para que cesen “inmediatamente” las protestas.
“Llamo a los que protestan a que interrumpan las manifestaciones inmediatamente”, expresó el primer ministro .
Por su parte, el presidente de Turquía, Abdulá Gül, lanzó un llamado al “sentido común” y a la “calma”, y consideró que las protestas habían alcanzado un nivel “inquietante”.
En la plaza, Ataman Bet, de 33 años, limpiaba los vidrios rotos de la vitrina de su café, despedazado por manifestantes, pero dijo sentirse “orgulloso” de la manifestación.
“Nos hemos convertido en un solo puño. (En la manifestación) Están todos: izquierdistas, derechistas, inclusive gente que apoya a Erdogan. Pero la gente está ya furiosa, estoy muy orgulloso de ellos”, dijo Bet, para quien los vidrios rotos en su café eran apenas un “sacrificio necesario” .
Los incidentes habían comenzado en la mañana del viernes, cuando la policía desalojó con cañones de agua y gases lacrimógenos a un centenar de personas que acampaban en un parque de la plaza Taksim, en el centro de la ciudad, para impedir que los servicios municipales arrancaran 600 árboles en el marco de un proyecto inmobiliario.
La oposición al proyecto de la alcaldía, controlada por el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan, se trasladó al plano político y apunta a otros proyectos de construcción en Estambul.