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“Libertad para todo, sin vallas”, “Abajo estas cercas” y “Respeto al patrimonio histórico” decían algunas de las mantas que fueron colocadas el sábado en las inmediaciones del característico palacio de dos semiesferas diseñado por el arquitecto Óscar Niemeyer.
Según trascendió, esta protección fue instalada ante la probabilidad de que haya nuevos actos de protesta el próximo 7 de setiembre y luego de que centenas de jóvenes asaltaran el predio en junio, cuando más de 1 millón de brasileños se lanzaron a las calles de un centenar de ciudades.
Los arquitectos Eiliane Rebouzas y Cristiano Nascimento censuraron la medida y plantearon que de ese modo se restringe el derecho a protestar y afecta la identidad edilicia de Brasilia, que fue declarada patrimonio de la Humanidad, por Naciones Unidas.
La posibilidad de que haya una movilización numerosa el 7 de setiembre, Día de la Independencia del país, también ha motivado que los organizadores del desfile cívico militar ponderen la posibilidad de abreviarlo y que se dispongan medidas para que los eventuales inconformes no afecten esa celebración encabezada generalmente por la mandataria brasileña, la petista Dilma Rousseff.
Por otro lado, manifestantes acampaban ayer frente al domicilio del alcalde de Río de Janeiro, Eduardo Paes, en protesta por las obras de la Copa del Mundo de 2014 y las Olimpiadas de 2016.
Vecinos de barrios donde se realizan obras para los grandes eventos deportivos se concentraron el sábado por la tarde frente a la residencia oficial de Paes, en la zona norte carioca, para reclamar contra los desalojos obligatorios y la falta de mejores compensaciones económicas para los desplazados, según los inconformes.
La Secretaría de Vivienda estima que unas 19.200 familias deben dejar sus domicilios para la construcción de grandes obras, como un complejo comercial en los alrededores del estadio Maracaná que requiere la demolición del Museo del Indio.